Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

lunes, 30 de mayo de 2016


Sentimientos acorralados
Cada día,
que pasa,
me pregunto,
que pasará,
cuando me llegue,
el final,
y mis versos,
como pétalos,
de rosas,
queden marchitados.
Mi poesía,
morirá conmigo,
y me convertiré
en uno,
de esos poetas,
del pasado,
que yacen,
bajo tierra,
solos y olvidados.
Pero tengo,
la esperanza,
que un alma pura,
estudiará mis letras,
y encontrará,
muchos misterios,
y todos,
sus significados.
Le pasaré,
mi esencia,
para que sea,
el siguiente,
en heredar,
el don,
de los condenados.
Estaré observando,
desde los reinos celestiales,
y velando,
por aquellos,
que por mis poemas,
quedaron contagiados.
El poeta del olvido,
para mostrarte,
toda una vida,
solo necesita,
una pluma,
y una hoja,
en blanco,
y te hará volar,
como arcángeles alados.
Me despido,
con lágrimas,
en mis ojos,
y un dolor,
en el pecho,
por sentimientos,
que me oprimen
para que mi humanidad,
en el pozo,
de la nostalgia,
los deje acorralados.

El fruto prohibido
Tu cuerpo,
es el instrumento,
con el cual,
se pude tocar,
el cielo,
y el tesoro,
que los dioses,
de antaño,
desean poseer.
Tu sabes que jamás te dejaré de querer.....
Mi esencia,
está cocida,
en tu piel,
y cada sentimiento,
que siento por ti,
se encuentran,
en los orificios,
que fueron creados,
en tu ser,
por un fino alfiler.
Tu sabes que jamás te dejaré de querer.....
Solo tu sabes,
como hacer,
que desee,
el fruto prohibido,
que hay,
entre tus pies,
y que en mi,
la semilla,
de la pasión,
pueda florecer.
Tu sabes que jamás te dejaré de querer.....
Por ti escribo,
poemas y baladas,
en noches frías,
y silenciosas,
para encontrarte,
en ese jardín,
donde jamás,
nos hemos podido ver
Tu sabes que jamás te dejaré de querer....
Morderé contigo,
la manzana,
del conocimiento,
y los dos juntos,
podremos superar,
los males,
del mundo,
que aún,
no logramos entender.
Tu sabes que jamás te dejaré de querer.....
Te haré inmortal,
con letras,
que van mas allá,
de las costas,
del alma,
en un navío,
donde en cualquier instante,
en el mar,
de la rima,
pueden desaparecer.
Tu sabes que jamás te dejaré de querer..

Me acercaré a los vértices del día
envuelto en la alegría de tu paisaje;
para culparme contigo de estar viva
y condenarme.
Me inventaré los cauces
por donde traerte escrita a mi medida
y disolverte salino, misterioso,
poderoso, frugal, divino;
airoso, donde los aires viven;
marino, donde la mar invoca.
Me dejaré la boca en tus rincones
para alzar mi casa en tus lomas de occidente
y dejar que tus rocas me pronuncien
al paso, al trote y al galope.
Me miraré en tus ojos de solsticio
y en el quicio de tu vientre me haré fuerte;
para morir contigo si es preciso
y evitarme el suplicio de perderte.
Quiero verte, amor, en la penumbra
y acabar con la angustia de esta espera;
porque te quiero entera, profunda,
furibunda y placentera;
porque ahoga la distancia y la noche avanza
y desespera.
Me dormiré en las cuestas de tu calle
hasta que el sol te escriba en mis mejillas
y tu mano de niña me vista y me desnude.
Allí, entre tus labios de nube,
enterraré las dudas y los llantos;
bajo los mantos templados
de tus piernas de luna y mis pechos de alabastro.
Mañana,
cuando mis pasos caminen con tus pasos.

Confía tu secreto al viento
pero luego no le reproches
que se lo cuente a los arboles
KHALIL GIBRAR


El amor es una hermosa flor que crece en el fondo de un precipicio

El otoño se acercaba, pronto, las hojas de los árboles formarían preciosas alfombras doradas y cobrizas en los suelos campestres, y Luna, esperaba sus merecidas y ansiadas VACACIONES. No le gustaba marcharse en verano, cuando todo el mundo parecía huir y la pequeña ciudad en que vivía sustituía sus habituales habitantes POR los veraneantes de otros lugares arrastrando sus maletas. Luna disfrutaba con eso, viajaba sin salir de allí, tomaba su libro bajo el brazo y se hacía la encontradiza con esos rostros nuevos, a veces, conocía personas que amaban la lectura igual que ella y conversaban con gestos o palabras, dependiendo del caso. En ocasiones, había hecho amistades que había continuado por carta o, en los últimos años, más bien por mail. Así que Luna, viajaba en verano conociendo otras personas y a través de sus palabras iba a este u otro lugar, cerraba los ojos y se dejaba ir, imaginado COMO SERÍA la ciudad o pueblo de donde venían. También viajaba a través de sus libros, y con ellos se sentaba en parques y cafeterías esperando con ellos en la mano que acudiera alguna aventura hasta ella. Los libros siempre atraen a gente interesante. Luna era una persona solitaria, no había muchas personas cercanas a ella, personas que siempre estuvieran a su lado, pero en cambio, tampoco había muchas personas que entablaran conversación y amistad tan fácilmente. Así pues era solitaria, pero siempre encontraba con quien mantener una animada charla mientras se tomaba un café, o daba un relajado paseo.
Cuando llegó el otoño, Luna hizo su pesado equipaje, lleno de libros, libretas, ropa de abrigo y botas y se marchó a su lugar habitual de vacaciones, un lugar que nadie más que ella conocía, perdido entre los bosques donde los osos vagaban perezosos y las ardillas saltaban de árbol en árbol. Luna, había heredado una cabaña de madera de su padre que para ella era el mejor de los tesoros. Desde hacía ya diez años, todas sus vacaciones habían sido allí, apartada de todo, con su imaginación, sus libros, sus mágicos paseos por el campo que, para ella, era cuando estaba más hermoso, sintiendo las hojas crujiendo bajo sus botas y mojándose con las leves lluvias que dejaban los prados de color verde esmeralda. Luna siempre decía que prefería viajar con su imaginación, dibujando en su mente todo lo que la gente que había conocido le contaba de su lugar de origen o construyendo las escenas de sus novelas favoritas, no hay nada para ella que pueda superar lo que crea en sus ensoñaciones cuando el retiro y la soledad pueblan su cabeza de mil historias diferentes que traslada a sus hojas de papel.

sábado, 28 de mayo de 2016


En tus ojos descansa mi alma,
en tu corazón duermen mis sueños,
en tu alma nace mi alegría,
en tu sonrisa vive mi amor,
en tus lagrimas mueren mis tristezas,
todo lo que soy está en ti.....
Porque....
Todo lo que amo eres tú
Desde hace algunos días, una preocupación me atormenta.
Mis obstáculos?
Si soy como un tronco de árbol en un rio, a de detenerme cualquier obstáculo?
Mis deseos?
No, pues claramente considero que me pertenecen legítimamente,
El fruto cuelga de la rama,pero eso no es razón para que lo conserve mucho tiempo.El fruto maduro no puede seguir en la rama hasta que se desprenda por si solo.
Antes me comparaba a un huracán; no temía que las flores,arrancadas con las que alfombraba mi ruta retardaran mi jornada. Ahora doy vueltas zumbando en torno de una flor como una abeja,
Las aguas del mes de Agosto se extienden por todas partes en olas y murmullos; la luz de la mañana, como si fuese el amor mismo del cielo Azul, inunda la tierra....
Por que no puedo cambiar?
El agua del rió lejano esta brillante de claridad,, las hojas resplandecen, y en medio de esta sinfonía de otoño solo yo permanezco mudo.
El sol del mundo hiere mi Corazón sin reflejarse en el.
Mi vida no tiene sino profundidades mudas,
Solo puedo recibir movimiento no darlo.

Mi compañía es como un ayuno......

!!A quien pues, dirigiré mis deseos?
No puedo mas que lamentarme.
Te busque de cielo en cielo,
cuando oculta estabas,
ahora mi grito ha enmudecido y veo que todo sonríe,
en el rostro de mi amada...
Dicen que la vida es como un piano,
las teclas blancas representan los momentos felices
y las negras los tristes,
pero ambas dan música a la vida.





SOLO UNA PREGUNTA ¿Y TU YA ESTAS LISTO (A)?


Quiero decidir como persona,
mis acciones y mis pensamientos,
sin que nada ni nadie,
me lo impida
Quiero sentirme libre,
sin estar sometido a
la prisión de mi entorno,
sin estar sometido a
la voluntad de nadie más.
Sé que sólo un animal salvaje,
vive en auténtica libertad.
Por eso, quiero pedir permiso
a mi ser, a mi alma,
para decidir mi manera
de actuar frente a
cualquier situación.
Quiero pedir permiso a mi conciencia,
para disfrutar de la auténtica libertad.
Creo tener y tengo,
la suficiente confianza en mi mismo,
para atreverme y osar a ser libre,
en un mundo lleno de
cadenas morales y éticas,
de prejuicios y de cargas de conciencia.
Libérate conmigo y lucha.
No te quedes esperando,
ya que cualquier combate
empieza en uno mismo.
No tengas miedo de lo que sientes.
No tengas miedo de lo que no sabes.
No tengas miedo a vivir.
Simplemente siéntete libre y
disfruta de la vida.

Escribo porque en mi mente habita una imaginación 
que no puede dejar de hablarte,
doy toda la tinta del mundo,
 para que dibujes en mi cuerpo una y otra vez, 
usa tu lengua de pincel seré tu maldita condena y tu bendita liberación no es amenaza, 
es mi deseo.
 No es promesa, 
es mi placer no conozco arma tan letal ni tiro tan certero, 
como el fuego de tu alma y de tu cuerpo entero...

Al indulgente remanso de tu abrazo acudo,
a repasar mis pasos de deriva;
a reclamar la vida de tus manos
en el mismo lugar donde dejé de ser;
para sentirme humano;
donde dejé de estar,
para danzar al ritmo de los aires
que nunca te nombraron.
Te recibió mi espalda escrita en dunas;
cuando las lunas de diciembre marchitaban
y reclamó tu boca mi parte resistente;
mi diferente duda y este trozo de presente
que luchaba por tenerte conocida;
por devolverme al refugio fugaz de tu caricia
Y hacerme perenne entre tu vientre.
Me recogió el sonido de tu dormido espacio
y se nos hizo escaso el pensamiento.
Ante el silencio, juré por tu palabra
soñando esa mirada que aun camina errante;
bebiendo de esa fuente que todavía no mana;
mirando esa ventana pendiente de una mano
que rompa la mañana en trozos de sonrisa;
sin prisa,
sin más dolor que el llano que escribe de tu brisa,
lejano y deseoso;
ansioso y desterrado.
Me regaló tu boca
el tacto de tu ropa rompiendo ligaduras,
cuando las dudas quisieron darnos tiempo
y el viento nos hablaba.
Me descubrió tu cara
tratando de buscarte entre mañanas;
sobre las sedas lejanas de tus soñadas venas
donde tu hoguera me hizo caminante,
en busca de esa parte que se quedó a esperarte
en las paredes contiguas de tu entraña ardiente.
Me despertó el vacío pendiente de tenerte
y en el reloj, tu voz te delató cercana.
Apenas queda nada para hacernos al camino
Y entre mis manos de vino…
deshacerte.

Me asomé,
por si eras cierta,
a las encrucijadas de tu esencia
de veleta y caracola
y mi velero halló tu puerto altivo
y el abrigo de tu pecho,
me hice puerta y me encerré contigo.

Tuve sed y me bebí tus alas
y las almas nos hicieron
fuego y casa.

En el juego del abrazo nos ganamos
y en la hambruna de la aurora,
nos hicimos al camino
de encontrar en la locura
el sentimiento
y en un instante, amamos humo y viento
y trajimos la verdad, de la mentira.

Allí fue donde tu beso se hizo boca
y el miedo se vistió de luna;
allí,
en la laguna veraz de tu mirada
el sueño quiso darnos lecho
y tu pecho escribió sobre mi espalda
La canción del tiempo, y fue entonces,
que el invierno nos hizo de la nada.

Ahora estás, porque la aurora quiso,
en los remotos resquicios de mi hombría,
donde el día se hizo roca
y nos deshizo a golpes de boca y miedo.

Quiero ser el cuerpo que te vista,
cuando la piel asome
y tu pecho exista entre mis dedos
de arista y musgo;
cuando acabe el mar y hagamos tierra
y muro
y alcoba
y en la espuma de tu pelo
tu entraña nos acoja
Y desnudos de paz…
seamos uno.

Por desearte fue,
que me hice caminante de mañanas
y me asomé a tus ventanas de presente,
con la intención de hacerte cotidiana;
partitura de esta danza de locura
que te procura aurora en soledades
y te escribe en humedales, sin orden ni concierto.
Por hallar abierto
el sendero de tu calle de promesas;
me he dejado hacer de nervio y seda,
de galope y paso.
Te he vestido de raso en cada letra
y he llorado en las veletas de tu llanto.
Junto a tu puerta,
me he preñado de rocíos y tormentas
para esperarte abierta a la inconsciencia
y acusarte de mi canto y mi silencio.
Por sentirte,
he volado hacia tus piedras;
he trepado entre tus hiedras de ternura
y me he quemado en la espesura de tu hoguera;
he gozado la tortura de tu boca prematura
y el sabor de tu dulzura lejana,
inquieta;
borrada y escrita en la nada de esta vida
que dormido te reclama y despierto te aleja;
que te deja y te toma
y se estrella en los corales de tu boca
cuando las horas estallan
y las manos despiertan.
Por hacerte cierta,
perjuro y me consumo
y me dejo vivir;
a tumba abierta.

Como la aurora infiel de los recuerdos,
quiero verte
y te llora la ausencia de mis manos,
cuando el presente te vuelve pasado
y el tiempo nos parte la voz,
en mil abrazos.

Inmensa la espera que te escribe
y la herida que te añora.
Intensa la parte de mi boca
que recuerda las horas de abrazarte.
El ansia de decirte
lo mucho que imagino
tu vientre de posada
y mi piel de peregrino,
tratando de arrancarte de este olvido
que nos ata y nos derriba.

Es posible,
que haya vida
más allá de la herida de perderte;
que tenerte sea razón
y desvarío.

Es el rio del deseo
que me arrastra a tu corriente
y mantiene maniatada la cordura.

Es la duda de anidar en tu silencio,
la que mata y resucita;
la que invita y desvanece;
la que florece y marchita
y me evita
y me llama.

Queda la alcoba que vela
y permanece;
queda que quieras y regreses;
que mueras en los linos que yo muero
cuando invento la caricia
y justifico la ausencia;
cuando reclamo paciencia al impulso
y al latido;
cuando despierto al intento
de crearte viva,
ahora que la tarde arde
y tu boca me derriba.

Color de caramelo…
Me trajo anhelos de la noche
el broche terciopelo de tu caricia,
y en la avaricia de sentir de nuevo
tu abrazo,
nos sorprendió la luz desnudos de cadenas
y, pausadamente nos amamos.

Color de madrugada…
Tus dedos dibujaron las palabras
en los renglones torcidos de mi espalda,
y quedó escrito el poema
en mi gemido,
y erguidos en el aire volaron los caudales
de tu risa,
y nos llevó la brisa a los maizales
de tu pelo de otoño,
y entre besos de ceniza nos perdimos.

Color de mar…
Tu sal me quiso anoche como nunca,
y no recuerdo haberte conocido,
ni haberte dado la palabra desde entonces,
cuando tu encaje canela
no estaba entre mi ropa,
y mi boca enviudaba de tu boca
a golpes de llanto silenciosamente herido,
y ahora,
que has querido de nuevo que te escriba,
aquí me tienes tratando de vivirte,
entre pinceles de piel,
y caracolas.

Si volviera de nuevo a la ribera
que dejé cuando era nada,
recordando tu mirada volvería
a recogerte en la veredas de mi cielo equivocado,
porque a tu lado se quiere mi universo
y huele a lavanda el aire de tu paso.

Si empezara a ser en algo caminante
y no existieras,
mis manos de romero volverían a crearte
entre coplas y veredas
y de nuevo estarías en mi altar
de peregrino errante, como ayer,
cuando mi aliento dibujaba tu sonrisa
en el cristal de la tarde y vivíamos,
cuando queríamos bebernos los espacios
y borrar las acuarelas del destino.

Si tuviera que dejarme
la esperanza en el camino para hallarte
aunque fuera en otra vida,
moriría por buscarte concebida en cuerpo y alma,
porque hablarte es mi alimento
y mi bebida,
y si el viento se hace calma y no te encuentro,
dejaré mi barca a la deriva de este cuerpo
que no responde al sentido si no es tuyo,
que ya no sabe de orgullo ni de tiempo,
que se ha quedado a esperarte desnudo,
como la tarde.

Si dijera que eres solo pasajera
como yo…
si mintiera…

Amigo,
se me han ido contigo las palabras
y me he quedado sin nada
que decirte,
si acaso,
pedirte que regreses un instante
y abrazarte,
atarte a mi lamento,
y dejar que el viento
me lleve a la deriva,
que la vida,
me ha dejado solo con el llanto
y no quiero llorarte,
que tenemos sembradas muchas cosas
y se acerca el verano,
que necesito tu mano
para cazar las velas del recuerdo,
y recordarnos.

Amigo,
cuantas cosas quedaron por decirnos,
cuantas copas,
cuantos gritos cargados de alegría,
cuantos días sentados a la sombra,
cuantas noches,
cuantas calles,
cuantas tierras por pisar…
cuantos mares…

Amigo,
se me han ido contigo los caminos
y no soy capaz de hallarte,
si acaso,
en cada mano que estrecho,
en cada beso,
en cada abrazo,
en cada gota del aire
que te trae a mi recuerdo.

Amigo,
donde quiera que estés…
ya nos veremos.

SE acabo el día , mis ojos ven al cielo .
y lo único que veo son nubes que se hacen pedazos
por el viento que viene para quedarse,con lo que queda del día
la lluvia estuvo insistente este día hasta que logro su cometido
mojar completamente la tierra
y en este momento siento su olor tan fuerte que penetra todo mi ser
aquí desde donde me encuentro, veo mi ciudad
ese lugar en donde se quedaron guardados
los recuerdos de mi infancia, esos que son lo mejor que me toco vivir....
siento sobre mi cuerpo el golpe del viento que baja por las montañas: si así es
arrastrando con el los últimos rayos de luz que quedan del día
para dejar que aparezca la noche tal cual mostrando
toda su magnificencia llego para adueñarse
de todos y cada uno de nosotros como nunca
como siempre haciendo su voluntad sin que nosotros
hagamos el mínimo esfuerzo para oponernos


Devórame esta noche,hazme sentir....
trazaré caricias en tu piel mientras permaneces dentro de mi
dejaré que beses cada centímetro de la mía y luego exploraré la tuya..
Nos envolveremos en un manto de puro éxtasis con nuestros cuerpos y nuestras almas unidos en uno solo....
ámame mi príncipe con alas negras......hazme tu mujer...
Nada mas bonito en el mundo que encontrar el hombre que te hace sentir mujer e inmensamente feliz!

El Mar esta tranquilo ,con oleaje suave.
La playa solitaria ,ella recostada jugando con la arena.
Sintiendo nostalgia y soledad ,la tristeza ha inundado su ser.
sus ojos dejan salir lagrimas como ríos que llegan al mar .
sus manos tiemblan al tomar la arena .
su cuerpo despojado de toda energía ,cual ave a punto de expirar .
así se encuentra ella .
y el alba esta llegando y un suspiro profundo , escapa de su pecho .no quiere ver la luz del sol.
ella espera extinguirse como la noche .

Desesperada por tenerte,
por tocarte,
busco un beso tuyo que recorra mi cuerpo,
sentir el calor de tus brazos marcando mi cintura,
la caricia de tus manos que desbordan mis ansias por tenerte.
Deseo unirme a ti en una sola sustancia,
que nuestros cuerpos se hagan uno solo en la oscuridad,
arrebatándome el fulgor quemante que de mi emana.
Que un escalofrió de placer que recorra mi piel,
que me obligue a con traerme hacia lo profundo de mi cama.
Haciendo que mi Sangre borbotee en mi corazón acelerado,
Y vuelva mi calor sofocante en gotas de sudor que recorran nuestros cuerpos.
Un deseo que me enloquece y te aprieta contra mi,
que me trastorna y me pierdo,
y en desesperación tomo tu pelo entre mis dedos,
obligándote a volver sobre tus labios,
para que colmes mi pecho de energía.
Mi pecho que se paran erguidos buscando ser absorbidas por tu boca.
Mientras mi deseo loco te aprieta entre mis piernas ahogándote en la caverna de deseo que tiene mi ser.
Quiero desgarrar las sabanas con mis manos,
apretar los dientes con fuerza,
Y transformarme en una experta contorsionista sensual.
Tengo ganas de ahogar un grito de placer mientras araño tu espalda,
y terminar contigo muriendo de placer.
Quiero descansar sobre tu pecho mojado,
mientras intento respirar para seguir viviendo.
Y dormir con una sonrisa de satisfacción.

Diez minutos,
los mejores de mi día,
los mejores de mi vida.
Diez minutos contigo,
diez minutos con el destino.
Tengo que aprovecharlos bien para amarte,
para conquistarte,
para cultivar y regar ese sentimiento que llevo por dentro.
Una sonrisa cautivadora,
una mirada que penetre tu alma,
un corazón inquieto.
Preparo con horas de antelación,
la cita mas emocionante del día,
diez minutos contigo.
Tiemblo,
quiero que salga todo bien,
darle lo mejor de mi,
para que quede prendido hasta la médula.
Tengo que hacer de esos diez minutos,
veinte y tres horas con cincuenta minutos en su mente,
para que se quede pensando en mi,
para que sueñe conmigo,
y despierte queriéndome volver a ver.
Tocare su rostro suavemente,
recorriendo sus mejillas con mis dedos,
grabare en mis dedos la forma de su rostro,
Sus ojos,su nariz...
le diré cuanto lo amo,
lo especial que es,
tocare sus labios con los míos.
Haré un abrazo eterno,
que pueda recordar que estaré siempre que lo necesite.
Lo haré reír,
para que los mejores diez minutos de su día los pase conmigo,
para que desee estar conmigo cuando se sienta solo,
para cuando recuerde estos diez minutos,
una sonrisa picara se dibuje en su rostro,
y no pueda escapar de las miradas curiosas de los demás.
Esos serán mis diez minutos de hoy,
porque mañana...
si Dios quiere,
tendré una cita de diez minutos para preparar.


¡Amarte en silencio y a distancia
De mi mente y mi corazón
no puedo sacarte , eres el
aire que respiro y es tu amor
el que llevo conmigo.
No sabes mi amor los deseos
que tengo de anidar en tus
brazos .
la noche y su luna refleja tu rostro
mientras mis lagrimas ruedan en
silencio añorando tus besos
la nostalgia se apodera de mi :

¿ Donde estas ? te necesito ...
esta Soledad grita tu nombre .
te hablo con mi pensamiento
pero solo me contesta el silencio ;
me abruma la melancolía haciendo
de mis noches eternas .
Hoy te busco en la oscura tibieza
de esta luna ..
en la fragancia de una rosa negra
unida en la oscuridad de unas lagrimas .

Dices tanto, con tan poco. 
Dices mucho, con solo una palabra
Dila suavecito al oído, 
es contigo que quiero vivir embebido de tu esencia.
Recorreré tu cuerpo con mis labios humedecidos, 
por el calor ardiente, de tu cuerpo desnudo
Eres el viento, el sol y el sueño prohibido
Al ver tus ojos desprovistos, en la espera del placer, 
ese placer que nos hará solo uno a la vez
Abrazare tu cintura, mirando el infinito,
 intentando conquistar tus sentidos más profundos
Hasta que al fin, consumada la unión, solo reiremos.
 Recordando la primera vez que solo fuimos tu y yo.

Tus labios carnosos son un tributo a lo sobrenatural, 
gruesos y consistentes, representan mi atracción creciente. 
Subyacente lívido de la seducción, son objeto de deseo y de pasión, 
tanto como tus piernas cuando llevas vestimenta casual
 o el susurro de tus palabras al hablar.

Imagen de manifestación erótica,
representante de la sensualidad,
provocas y despiertas fantasías que
en mis sueños y pensamientos se presentan.

Con los dedos de mis manos en tus labios, imaginando su exquisito sabor,
sin tener la necesidad de ser un sabio,
esta claro que son fuentes del amor.

Recorrería mil caminos y senderos desde mi norte hasta tu sur,
solo para comprobar que siendo bellos y cálidos, 
esa textura supera la ficción
Navegante de las palabras escritas
catador de libros, vinos y sueños
¿Cuál cosecha sembraste?
el laberinto de una biblioteca abierta
el ronronear de meló-manos
arpegio que hacían compás con su voz
y los hijos de las uvas sus retoños.
Argonauta del cosmos
y su mundo de fantasía
lector incansable de las estrellas
quijote ¿Qué batalla nueva vas a dar?
La constelación son los molinos de viento
Y tu Dulcinea el paraíso.
Se detendrá en los libros akasicos
y nos leerá las vidas pasadas
y nos recordara como mariposas multicolores
que quedaron en los libros
sus libros.
Las generaciones
te recordaran como el Quijote
que se fue en búsqueda
de otra utopía
construir una nueva biblioteca.
El laberinto nos convoca
Para que sigamos su lectura inconclusa
De ser amantes de los libros.
Un ángel gordito pasa
por nuestros sueños
y le decimos adiós
y él contesta: adiós, adiós.

Dulce mar de mis noches y mis días
donde aprendí a soñar por vez primera.
Mar que me habló de angustias y de espera
cuando el amor surcaba lejanías.

Mar de mis inquietudes y alegrías,
siempre cerca de ti, siempre a tu vera.
Vivo tu realidad y tu quimera
como si solamente fueran mías.

Te conozco, te admiro,te deseo,
eres dulce, cruel,desafiante,
tu tesoro interior me maravilla.

En tu serenidad yo me recreo
y no hay atardecer más relajante
que ver morir el sol desde tu orilla.

Terciopelo submarino tapizando el club.
Corpiño de encaje, ligas, medias de cristal...
Bebiendo ron de medusas con sostén de
lágrimas,
descuartizas los misterios de mi bienestar.
En el coño del mar.
En el coño del mar.
El orgasmo de las olas platea tus muslos.
Desnúdate en silencio, despréndete de tus alas.
Las uñas de tus pies pintadas con sangre de
mar.
Báilame en tu laberinto friendo dolores.
En el coño del mar.
En el coño del mar.
Tus pechos me pinchan mientras me quemo en
tu vientre.
Follando y tosiendo, follando y tosiendo gloria.
Mordiendo tus piernas hacia el túnel de tus
nalgas,
vislumbro el esfínter virgen del Espíritu Santo.


Quiero tocarte amor...
cada fibra de tu alma, con mis manos huérfanas, 
y con mis tantas lenguas; tus sones que se desprenden de tu entre pierna. 
Quiero tocarte amor con tocar el arco-iris cambiando sus colores, 
como deteniendo las nubes con un dedo, como tocando el sol, 
la luna o el infierno. 
Ay, ay amor mio, mis manos se van revoloteando como mariposas ciegas hasta alcanzar tu piel, 
como tocando el cielo.


Admito que te pienso, y que me gusta jugar contigo en mi mente,
admito que recreo la mejor historia contigo en mis pensamiento,
lo admito... que eres necesario para mis ojos,
que eres indispensable para mis manos,
que eres lo más urgente de mis brazos,
admito de una buena que vez que te quiero,
para mi, para mi vida, para mi muerte,
admito que me faltas, admito amor mio
que te amo.
Me declaro culpable de amarte para siempre, me declaro culpable de que mi cuerpo no admita
otro cuerpo, me declaro culpable de que mi
boca no acepte otros besos que los tuyos.

Me declaro culpable de que para siempre es SIEMPRE.

"Me siento nadando en lo absurdo, en lo absurdo de verte aunque no estés desde hace ya días, de tocarte aunque no estés hoy tampoco, de sentirte aunque no estés ni hoy ni un rato más... Pero sabes; eso absurdo... eso es lo único que me queda de ti, ¿Cómo no quererlo?, ¿Cómo no adorarlo?, si lo absurdo esta en todos lados, en todas las puertas de mi casa, en todas las habitaciones, en todos los espejos, en las llaves de agua que abro y cierro, en el suelo, en el techo, en la cama.

Quisiera gritarte, despacio, lento, roto, a llantos, a mares, asqueado... Gritarte que no te quiero y te quiero, y que en el quererte hay indicios de no querer quererte, pero en este momento, aunque no quiera, te quiero y no te quiero. ¿Irremediablemente? Si, irremediablemente. Nadie podría quererte y no quererte más que yo.



Somos un día que he mentido,
una cena que he mentido, somos eso...
Un amor que sabe a dulce y huele a trampa.
Muy clandestino.
Somos los lugares, las horas, el tiempo, esos meses,
somos esos martes, esos jueves, esos viernes, sábados, lunes... esos días,
somos letras que nos escribimos, somos un querernos en fuga,
un equilibrio con filo, quizá sin culpas, somos condena,
infierno, somos gloria estando dentro, dioses, gritos, carne hiriente, puñados de besos, somos eso. Amor y desamor.
Somos condena, infierno, somos gloria estando dentro... somos eso...
De nuevo a su solicitud...

¡Qué frágil es el corazón!.
Regala alas para volar a estos pies de arcilla,
para acariciar el rostro de las estrellas
Sopla vida a este débil corazón,
levanta este velo mortal de miedo
Toma estas esperanzas deshechas, grabadas con lágrimas
Nos elevaremos sobre estas preocupaciones terrenales
Dirige tu mirada hacia el océano.
arroja tu alma a el mar.
Cuando la noche oscura parezca no tener fin...
por favor... recuérdeme.

Yo te hablaré de luces
cuando las tardes rompan.

Yo tejeré tu alfombra de sonidos
cuando los nidos nos recuerden.

Yo imploraré por ti
en las moradas valientes del desnudo,
allí, donde mi mundo se hizo mudo entre tus labios;
donde tus rayos buscaron mi tormenta
y diluviamos;
donde amamos con rabia
y nos quisimos de frente y por derecho,
sin más techo
que los envites del lecho y tus respuestas;
sin más puertas
que el avance de tu pecho entre mis tierras
y mis barbechos.

Yo viviré por ti y en tu presencia;
porque tu esencia me ha ungido de preguntas
y en las yuntas de tus piernas se han hundido tus dudas
y mis respuestas.

Yo atacaré los pilares de tu entraña
y me haré con tus instintos;
para escribirnos distintos e impensables;
irresponsables.

En los olivos tempranos de tu mirada;
me haré de alba para hacerte de rocío
y que este cuerpo mío te contemple voraz;
multiplicada;
sinuosa; audaz; inusitada.

He sentido en mis años la demencia de vivirte.
He temido un instante perderte
y han llovido los llantos de mi muerte en tus olvidos;
donde acaban tus sinos y mis sendas;
donde empieza tu lengua a hacer caminos
y tu vientre y mi boca…
son leyendas.

Si te fueras;
me quedaría sin huellas donde hacer camino
y el peregrino hogar de mis fronteras,
se perdería en las aceras de tu nombre;
dormido entre palabras.

Si te escuchara despedirte del hombre
y el hambre de tu entraña se saciara sin buscarme;
si cerraras las puertas de tu casa a mi osadía
y el olor de tu cama fuera otro;
si me encontraras roto en tus estantes
y mis instantes huyeran;
si te perdiera;
la tierra cubriría los estanques de tu lengua
y el beso moriría
en los zarzales exhaustos de mis dedos carentes de poesía
y el día se haría sal y mi recuerdo yermo.

Siento;
porque el fuego de tus senos me delata
y en tus arroyos de plata me sumerjo,
cuando tu lengua me baña
y me acompañan tus dedos.

Vibro;
porque te escribo en mi entraña
y me recuerdo vivo.

Muerdo;
porque muerdes y vuelves cada noche a mis banquetes,
hambrienta;
porque tu puerta me llama a la tormenta
y te inventa mi mente en cada intento.

Lloro;
cuando imagino tu cara apoyada en otros hombros
y perdido en mi veleta me maldigo entre estos versos
que se empeñan en pensarte,
enredada en otras piernas;
compañera de otros sueños.

Dulce baja el agua
que conduce al sentimiento
de rozarte con mi aliento,
cuando despierto y regreso a tu mañana
dispuesto a rescatarte de mi sueño.

Oculto;
te busco en el rocío
que escribe de tu abrazo en mi ventana,
con lagrimas de aurora y risas de lavanda.

Huele a epílogo tu cuerpo efímero,
sembrado entre linos y pespuntes;
entre encajes y parajes;
en el barranco sutil de la almohada.

Nada avanza,
ni siquiera la danza lenta de tu latido
sobre tu pecho insolente, altivo.

Nada parece vivo cuando tu sexo amanece;
cuando el destello del alba
se inscribe en tu cabello de raso y calma;
cuando el velo te desnuda y tu labio escancia
y en la distancia te miro,
dormida en la elegancia fugaz de esa sonrisa
que apenas te delata.

Todo es magia tras la lucha;
todo es humo y a lo lejos,
aun se escuchan tus galopes desbocados;
tus gemidos desmedidos
y esa lluvia de sentidos empapados,
inconscientes,
indecentemente unidos a mis dientes de pecado
y tu cuello adolorido.

Es temprano
y ya hace tiempo que he nacido de tus manos
y ahora,
cuando las horas nos quieren;
me he sentado a verte ausente,
dormida;
escrita en mi pupila para siempre.


Sobre las huellas no escritas
de tus ojos de estrellas;
prolijo de sabores y temores,
he vuelto a tus preguntas.

Hijo de tus dudas me has parido
en el sentido fugaz de la palabra miedo,
porque quiero donde nunca te han querido
y te he arrancado gritos y deseos,
allá, donde los dedos te han escrito febril y caprichosa;
donde tu rosa quiso.

Se ha quedado entre mis poros
el recibo de tu paso incandescente;
tu diferente risa
y esta prisa que me mata lentamente;
que te escribe y te borra
y te corrige.

Son de nuevo mis otoños
los que exigen y abanderan;
los que apresan y liberan
y se atreven a retarte, cuerpo a cuerpo,
tierra a tierra.

Hijo de la espera,
he vuelto a reclamarte presa de mi prisa;
compañera de mi risa y mi lamento;
porque el viento arrecia y las alas duelen
y he sido ausencia demasiado tiempo.

Te has quedado escrita en mis paredes de incienso
y en tu aroma de lujuria,
me he hecho juego de entregas y renuncias;
de distancias y de sueños.

Me he quedado pequeño en el intento
y sin embargo,
he vuelto en los fardos despojados de tu piel de luna;
aquí, donde ninguna de mis lenguas te supuso;
aquí, donde mi iluso pensamiento te dispuso mía
y el juicio final, me sorprendió en tu aliento.

Se me apago el amparo
de tu risa de tormenta;
cuando la arista de tu llanto
quebró las luces plomizas de mi puerta.

Hablaron los naranjos de mi pena
y a tu quebranto le brotaron vientos
y nos llovieron solitarias las palabras.

Decías que nada era distinto;
que el instinto buscaba donde siempre,
valiente y atrevido;
volcado del lado del presente.

Callabas
y me sentí vencido
en el empeño indestructible de tenerte
y agonicé;
perdido entre las calles grises de mi destino.

Pasaron las horas de los años en un segundo
y en el extraño espacio de tu mundo;
me hice necesario.

Huimos del final, desposeídos;
heridos de deseo;
conjurados al amparo de la idea de tenernos
en vientos y en mareas;
de sabernos eternos y escribirnos;
de sentirnos amantes de presente y de pasado
y hartarnos de futuro.

Te quiero entre los mundos de mi alcoba,
ahora que todavía soy verso.

Te quiero en el encuentro de mis piernas,
en el caudal salino de mis venas;
donde amparan las bocas y las ropas vuelan;
donde tus lluvias quieran, y mis lujurias.

Te quiero con tus dudas y tus miedos;
porque somos;
porque callamos;
porque decimos;
porque el suelo es mi boca y el cielo tu carne
y nos tenemos hambre;
a nuestro modo.

En las horas vencidas me refugio,
cuando te busco reincidente
entre la gente que nos tuvo
en la distancia de un instante.

Tu mirada furtiva me pide que te escriba,
que te cuente;
que invente que estás;
que te perciba y te diga qué se siente
cuando la mente sueña
y las manos se despeñan al tratar de imaginarte.

Es difícil ser de viento en tus impulsos
y vivir el intento de tocarte con las manos de la carne;
sin dudarle.

Es inmenso amarte en los pasillos del sentido
y no quemarse en los maderos del volátil minutero
de los días que me desangran, austero e impaciente.

Es mortal tratar de no pensarte
carnal e indefinida;
de no adentrarse en las brechas de tu cuerpo;
de no rasgar tu velo de prudencia
y desnudarte.

Es inútil hacer como que sueño
y no padezco tu ausencia;
que no me importan sudores ni temblores;
que mi verso está pleno y nada necesita.

No es verdad,
que me conforme con dejarte escrita,
porque amo el infierno de arrastrarte a mi locura;
la aventura de mirarte in-contenida
y arrancarte la medida y la cordura.

Soy real y vives en mi casa de latidos;
soy la siembra que te busca y te recorre;
soy el hambre que te toca y te destroza;
Que te provoca y te inunda;
Que te desnuda y te nombra.

Soy llanura en espera de tu arado furioso,
vital,
desordenado.


Más allá del desbocado abrazo
nos haremos frente
Y tu fuente saciará la valentía
de querer romper el día
envuelto en la poesía de tenerte.
Y serás mía.

Nos poseeremos juntos;
diferentes;
porque así está escrito en los desnudos
y en los gritos.
Nos amaremos invictos e invidentes;
porque es más grande la verdad que el tiempo
y te quiero en el silencio de un suspiro;
en el labio mordido y sudoroso
y en el pulso tembloroso del deseo desobediente.

Cuando el invierno acabe
y el deshielo se deslice gota a gota
en la oración de tus senos;
cuando tu boca descienda
y me eleve hacia los cielos;
cuando mis hombros se premien
y mi lengua te arrebate y te sorprenda;
nos haremos de instantes
y la sangre nos traerá la primavera.

Más allá de las esperas infinitas;
de las distancias malditas y las palabras.
Más allá de las verdades y las mentiras;
nos quedarán los mares
y las orillas;
las miradas audaces
y los dementes malabares de tu risa
entre mis alas,
sobre mi almohada,
en el lugar de nadie;
cuando el invierno caiga.

Será, porque tendrá que ser;
mujer de fuego y magia;
mañana,
cuando tus dedos respondan a mis dedos.

A menudo,
son palabras que no escribo
los latidos que te nombran
en la sombra de mis mundos sin respuesta.
Sin embargo,
el letargo de mis años
se ha quebrado en tu sonrisa
y mi prisa te ha hecho cierta entre mi carne;
te ha hecho puerta a la pasión perdida
y herida donde hallarte viva y manifiesta.

A menudo,
te descubro entre miradas
y no hay nada más hermoso
que tus ojos pintados de arena
y esas venas cargadas de gozo,
que invitan y callan;
que arrasan y gritan;
que incitan y matan…
y resucitan.

A menudo,
te dudo y me derrumbo
y el mundo se deshace entre mis dedos;
porque temo a la noche que te borra;
al brazo que te olvida
y a esa vida que me tuvo
y te retuvo en lejanías;
a esos días de niebla y agonía
en que me supe errante,
moribundo;
habitante de un mundo sin poesía,
ni sangre,
ni palabras.

A menudo,
te busco y me delatas colgado de tu cuerpo,
desnudo;
marcado con los surcos
de una noche de locura y desenfreno
y me duermo en tu vientre…
y te venero.

PORQUÉ A VECES USAMOS MÁSCARAS...


Esta soy yo
Asustada y decidida
Una especie en extinción
Tan real como la vida
Y esta soy yo
Ahora llega mi momento
No pienso renunciar
No quiero perder el tiempo
Y esta soy yo
(El Sueño de Morfeo
Muchas veces nos ponemos máscaras que no dejan ver cómo somos por dentro.
Por qué lo hacemos?
Por miedo a que otros nos rechacen, para que nos quieran, para no mostrar lo que sentimos, para decir que no pasa nada (cuando nos pasa de todo)…..
Nos disfrazamos…..y si usamos un buen traje… es posible que nunca se den cuenta.
Pero puede pasar, que un día, se nos caiga, o nos cansemos de usarlo, o deje de importarnos el “qué dirán”….
Ahora somos nosotros.
Muchos nos rechazarán, otros nos dejarán solos,
pero alguien….. Nos va a aceptar como somos.
"Solo en carnaval, están oficialmente permitidos los disfraces"

"Aquí estoy,
construyéndose ficciones absurdas,
por querer una realidad sorprendente.
Tomándome un café muy fuerte
que disimule el sabor de mi debilidad.
Jugando a ser el serio
y en serio que no es divertido.
Se me escapan suspiros
cada vez que deseo es respirar-te.
Porque una de tus miradas es suficiente
para cerrar mis ojos a lo que realmente
no me importa.
Porque un solo momento a tu lado,
me basta para saber lo que quiero
por el resto de mi vida".

jueves, 26 de mayo de 2016


Por desearte fue,
que me hice caminante de mañanas
y me asomé a tus ventanas de presente,
con la intención de hacerte cotidiana;
partitura de esta danza de locura
que te procura aurora en soledades
y te escribe en humedales, sin orden ni concierto.
Por hallar abierto
el sendero de tu calle de promesas;
me he dejado hacer de nervio y seda,
de galope y paso.
Te he vestido de raso en cada letra
y he llorado en las veletas de tu llanto.
Junto a tu puerta,
me he preñado de rocíos y tormentas
para esperarte abierta a la inconsciencia
y acusarte de mi canto y mi silencio.
Por sentirte,
he volado hacia tus piedras;
he trepado entre tus hiedras de ternura
y me he quemado en la espesura de tu hoguera;
he gozado la tortura de tu boca prematura
y el sabor de tu dulzura lejana,
inquieta;
borrada y escrita en la nada de esta vida
que dormido te reclama y despierto te aleja;
que te deja y te toma
y se estrella en los corales de tu boca
cuando las horas estallan
y las manos despiertan.
Por hacerte cierta,
perjuro y me consumo
y me dejo vivir;
a tumba abierta.

A mis pendientes vidas te convoco,
para hallarte intensa cuando la voz prescriba
y nada sea necesario.
A mi horario de sombras te traigo,
para dejar despierta la esperanza de tu mano de humo
y sentir tu calor de plenilunio en flor;
cuando el verano insista y te declare hembra
de vista y pensamiento.
Porque me siento vivo cuando dejo de soñarte
y me reclino ante tu mármol arrogante y derretido;
me cuesta tanto hacerme a los caminos de la noche
Y escucharte muda.
Porque sé de tus dudas y tus llantos
cuando tu voz se inunda de quebrantos y lamentos;
te quieren mis brazos
y mis trazos te dibujan;
te escriben mis bocas
y te escuchan mis latidos;
te buscan mi lucha y mi derrota
y a los pies de tus deseos
me despojo de imprevistos.
En los oscuros rincones de tu talle me desvisto
para darte cuerpo y sangre;
para anidarte en mis pechos
y esperarte despojado en tu lado brutal y quebradizo.
Encadenado al hechizo de tu barro;
quiero sentirme mortal entre tus manos de cera
y que la espera nos halle entrelazados talle a talle,
lengua a lengua.
Después, cuando las horas nos fallen
y los sueños se detengan;
llévame contigo a las arenas
y déjame dormido cuando tus noches vengan;
que no quiero volver…
si tú te quedas.

En las horas vencidas me refugio,
cuando te busco reincidente
entre la gente que nos tuvo
en la distancia de un instante.
Tu mirada furtiva me pide que te escriba,
que te cuente;
que invente que estás;
que te perciba y te diga qué se siente
cuando la mente sueña
y las manos se despeñan al tratar de imaginarte.
Es difícil ser de viento en tus impulsos
y vivir el intento de tocarte con las manos de la carne;
sin dudarte.
Es inmenso amarte en los pasillos del sentido
y no quemarse en los maderos del volátil minutero
de los días que me desangran, austero e impaciente.
Es mortal tratar de no pensarte
carnal e indefinida;
de no adentrarse en las brechas de tu cuerpo;
de no rasgar tu velo de prudencia
y desnudarte.
Es inútil hacer como que sueño
y no padezco tu ausencia;
que no me importan sudores ni temblores;
que mi verso está pleno y nada necesita.
No es verdad,
que me conforme con dejarte escrita,
porque amo el infierno de arrastrarte a mi locura;
la aventura de mirarte incontenida
y arrancarte la medida y la cordura.
Soy real y vives en mi casa de latidos;
soy la siembra que te busca y te recorre;
soy el hambre que te toca y te destroza;
Que te provoca y te inunda;
Que te desnuda y te nombra.
Soy llanura en espera de tu arado furioso,
vital,
desordenado.


Al indulgente remanso de tu abrazo acudo,
a repasar mis pasos de deriva;
a reclamar la vida de tus manos
en el mismo lugar donde dejé de ser;
para sentirme humano;
donde dejé de estar,
para danzar al ritmo de los aires
que nunca te nombraron.
Te recibió mi espalda escrita en dunas;
cuando las lunas de diciembre marchitaban
y reclamó tu boca mi parte resistente;
mi diferente duda y este trozo de presente
que luchaba por tenerte conocida;
por devolverme al refugio fugaz de tu caricia
Y hacerme perenne entre tu vientre.
Me recogió el sonido de tu dormido espacio
y se nos hizo escaso el pensamiento.
Ante el silencio, juré por tu palabra
soñando esa mirada que aun camina errante;
bebiendo de esa fuente que todavía no mana;
mirando esa ventana pendiente de una mano
que rompa la mañana en trozos de sonrisa;
sin prisa,
sin más dolor que el llano que escribe de tu brisa,
lejano y deseoso;
ansioso y desterrado.
Me regaló tu boca
el tacto de tu ropa rompiendo ligaduras,
cuando las dudas quisieron darnos tiempo
y el viento nos hablaba.
Me descubrió tu cara
tratando de buscarte entre mañanas;
sobre las sedas lejanas de tus soñadas venas
donde tu hoguera me hizo caminante,
en busca de esa parte que se quedó a esperarte
en las paredes contiguas de tu entraña ardiente.
Me despertó el vacío pendiente de tenerte
y en el reloj, tu voz te delató cercana.
Apenas queda nada para hacernos al camino
Y entre mis manos de vino…
deshacerte.


Se me apago el amparo
de tu risa de tormenta;
cuando la arista de tu llanto
quebró las luces plomizas de mi puerta.
Hablaron los naranjos de mi pena
y a tu quebranto le brotaron vientos
y nos llovieron solitarias las palabras.
Decías que nada era distinto;
que el instinto buscaba donde siempre,
valiente y atrevido;
volcado del lado del presente.
Callabas
y me sentí vencido
en el empeño indestructible de tenerte
y agonicé;
perdido entre las calles grises de mi destino.
Pasaron las horas de los años en un segundo
y en el extraño espacio de tu mundo;
me hice necesario.
Huimos del final, desposeídos;
heridos de deseo;
conjurados al amparo de la idea de tenernos
en vientos y en mareas;
de sabernos eternos y escribirnos;
de sentirnos amantes de presente y de pasado
y hartarnos de futuro.
Te quiero entre los mundos de mi alcoba,
ahora que todavía soy verso.
Te quiero en el encuentro de mis piernas,
en el caudal salino de mis venas;
donde amparan las bocas y las ropas vuelan;
donde tus lluvias quieran, y mis lujurias.
Te quiero con tus dudas y tus miedos;
porque somos;
porque callamos;
porque decimos;
porque el suelo es mi boca y el cielo tu carne
y nos tenemos hambre;
a nuestro modo.

Al indulgente remanso de tu abrazo acudo,
a repasar mis pasos de deriva;
a reclamar la vida de tus manos
en el mismo lugar donde dejé de ser;
para sentirme humano;
donde dejé de estar,
para danzar al ritmo de los aires
que nunca te nombraron.

Te recibió mi espalda escrita en dunas;
cuando las lunas de diciembre marchitaban
y reclamó tu boca mi parte resistente;
mi diferente duda y este trozo de presente
que luchaba por tenerte conocida;
por devolverme al refugio fugaz de tu caricia
Y hacerme perenne entre tu vientre.

Me recogió el sonido de tu dormido espacio
y se nos hizo escaso el pensamiento.
Ante el silencio, juré por tu palabra
soñando esa mirada que aun camina errante;
bebiendo de esa fuente que todavía no mana;
mirando esa ventana pendiente de una mano
que rompa la mañana en trozos de sonrisa;
sin prisa,
sin más dolor que el llano que escribe de tu brisa,
lejano y deseoso;
ansioso y desterrado.

Me regaló tu boca
el tacto de tu ropa rompiendo ligaduras,
cuando las dudas quisieron darnos tiempo
y el viento nos hablaba.

Me descubrió tu cara
tratando de buscarte entre mañanas;
sobre las sedas lejanas de tus soñadas venas
donde tu hoguera me hizo caminante,
en busca de esa parte que se quedó a esperarte
en las paredes contiguas de tu entraña ardiente.

Me despertó el vacío pendiente de tenerte
y en el reloj, tu voz te delató cercana.

Apenas queda nada para hacernos al camino
Y entre mis manos de vino…
deshacerte.

  Mi amor total, mi muerte en vida, mi horror en la vida... La pena y la desgracia, el olvido y la tristeza... Y yo aquí, esperando la et...