Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

jueves, 26 de mayo de 2016


Al indulgente remanso de tu abrazo acudo,
a repasar mis pasos de deriva;
a reclamar la vida de tus manos
en el mismo lugar donde dejé de ser;
para sentirme humano;
donde dejé de estar,
para danzar al ritmo de los aires
que nunca te nombraron.

Te recibió mi espalda escrita en dunas;
cuando las lunas de diciembre marchitaban
y reclamó tu boca mi parte resistente;
mi diferente duda y este trozo de presente
que luchaba por tenerte conocida;
por devolverme al refugio fugaz de tu caricia
Y hacerme perenne entre tu vientre.

Me recogió el sonido de tu dormido espacio
y se nos hizo escaso el pensamiento.
Ante el silencio, juré por tu palabra
soñando esa mirada que aun camina errante;
bebiendo de esa fuente que todavía no mana;
mirando esa ventana pendiente de una mano
que rompa la mañana en trozos de sonrisa;
sin prisa,
sin más dolor que el llano que escribe de tu brisa,
lejano y deseoso;
ansioso y desterrado.

Me regaló tu boca
el tacto de tu ropa rompiendo ligaduras,
cuando las dudas quisieron darnos tiempo
y el viento nos hablaba.

Me descubrió tu cara
tratando de buscarte entre mañanas;
sobre las sedas lejanas de tus soñadas venas
donde tu hoguera me hizo caminante,
en busca de esa parte que se quedó a esperarte
en las paredes contiguas de tu entraña ardiente.

Me despertó el vacío pendiente de tenerte
y en el reloj, tu voz te delató cercana.

Apenas queda nada para hacernos al camino
Y entre mis manos de vino…
deshacerte.

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