escondido entre los gritos del presente.
Sobre tu frente, la tarde nos dibuja
y todo es diferente entre las dudas
que nos llueven, lentamente;
que nos sienten y nos buscan
y nos defienden.
Estás,
porque la luz te quiere y la verdad te llama.
Estás,
porque es más fuerte el corazón que escucha
y en tu lucha vuela la razón que clama.
Estás,
porque mi piel reclama su porción de cielo
y quiero regresar de las cenizas
para nacer de nuevo entre tu vientre;
para escribirte diferente en diferido
y saber que te he querido a dos pasos de esta muerte
que me entregó al camino de perderte,
sin haberte conocido.
A tu destino vuelvo,
porque siento que me buscas entre las rocas del tiempo;
donde las bocas se cruzan y las hogueras hablan.
A tu verdad me entrego,
porque me has nombrado hombre en tu palabra
y quiero estar bajo tu cuerpo;
al acecho de tus senos de entretiempo y veda;
en la vereda inacabada de tu cintura de lava
y terciopelo.
Suave la mirada que me escucha;
intrusa la lengua que me busca y me detiene;
ardiente el desafío y la batalla…
a las puertas del sol,
la noche estalla.
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