cuando las tardes rompan.
Yo tejeré tu alfombra de sonidos
cuando los nidos nos recuerden.
Yo imploraré por ti
en las moradas valientes del desnudo,
allí, donde mi mundo se hizo mudo entre tus labios;
donde tus rayos buscaron mi tormenta
y diluviamos;
donde amamos con rabia
y nos quisimos de frente y por derecho,
sin más techo
que los envites del lecho y tus respuestas;
sin más puertas
que el avance de tu pecho entre mis tierras
y mis barbechos.
Yo viviré por ti y en tu presencia;
porque tu esencia me ha ungido de preguntas
y en las yuntas de tus piernas se han hundido tus dudas
y mis respuestas.
Yo atacaré los pilares de tu entraña
y me haré con tus instintos;
para escribirnos distintos e impensables;
irresponsables.
En los olivos tempranos de tu mirada;
me haré de alba para hacerte de rocío
y que este cuerpo mío te contemple voraz;
multiplicada;
sinuosa; audaz; inusitada.
He sentido en mis años la demencia de vivirte.
He temido un instante perderte
y han llovido los llantos de mi muerte en tus olvidos;
donde acaban tus sinos y mis sendas;
donde empieza tu lengua a hacer caminos
y tu vientre y mi boca…
son leyendas.
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