En ésta noche lluviosa de encendida promesa,
quisiera vagar descalza por tus sueños..
y fundirme con la niebla espumosa
que ata mi alma a la sangre de tus versos..
Quiero ser tu luna creciente y el agua clara
que emana perfumada de tus fuentes..
Ser tú y nunca más yo..el que vierta púrpura
flama sobre el lienzo desnudo de mis noches..
Ermitaña que vaga sonámbula y anhelante
sobre la arena plateada de todos tus caminos..
Flores de polvo me nacen entre los dedos
cuando te siento lejos de ésta playa imaginaria..
Soy la bruma que besa tus párpados
cuando no puedes verme.. - aurora empañada
de ausencia que sigue tus pasos..-
En el cáliz de tu risa he vertido todas mis lágrimas..
Transparente caricia de la lluvia en tu ventana..
que escribe tu nombre sobre el espejo de mi anhelo..
Una extraña en el andén de tu silencio..
y una carta amarilla que duerme olvidada
en el desván de tu memoria..
A tu lado, pero sin ti..esa soy yo..
Tu corazón es como un campo de amapolas de luz..
donde quiero reposar todo mi desaliento..
Bálsamo para éste otoño es tu poema de luciérnagas..
Caudal de alegría que fluye constante desde tu vida
hasta mis ojos de herida gaviota..- ya desnuda de ti..-
Adverbio de gloria es tu pecho para mi sombra..
Amor de orquídeas salvajes que crecen en el páramo
destartalado de mi tristeza..
¡Pobre de mi..! Musa insomne del desencanto..
que engarza lira de abejas a la corona rosada del alba..
A tu lado, pero sin ti..esa soy yo..
y en ésta noche lluviosa, ya sin palabras..
quisiera vagar descalza por tus sueños..
Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice...
Y la luna es mi amada eterna...
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice...
Y la luna es mi amada eterna...
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..
jueves, 17 de noviembre de 2016
paladar del alba…
…sentado en un pupitre de añejos borrones…
…un barco flota en una copa de lluvia…
…calca nostalgias el rocío en la ventana…
…en tu beso me pierdo hasta que me halles en llamas…
…se arruga la voz escrita bajo el trópico sombrero…
…aún el trigo de la vida aletea esos defectos en el iris…
…esos que nos acerca que nos roza que nos intimida…
…que teje panal de afectos desde las mejillas calladas…
…el lápiz anuncia los pasos de un piano…
…donde se guarda las poses de aquellos encajes…
…delicadezas exquisitas que truenan en el alma…
…junto con el café infidente y ese perfume en la almohada…
…el sentido del olfato me lleva a tu cuaderno…
…mientras el viento rasguña tus cabellos invernales…
…camino en las letras que describen tus encuentros…
…y miro en tus reojos que extrañas mis enojos…
…sentado en un pupitre de añejos borrones…
…un barco flota en una copa de lluvia…
…calca nostalgias el rocío en la ventana…
…en tu beso me pierdo hasta que me halles en llamas…
…se arruga la voz escrita bajo el trópico sombrero…
…aún el trigo de la vida aletea esos defectos en el iris…
…esos que nos acerca que nos roza que nos intimida…
…que teje panal de afectos desde las mejillas calladas…
…el lápiz anuncia los pasos de un piano…
…donde se guarda las poses de aquellos encajes…
…delicadezas exquisitas que truenan en el alma…
…junto con el café infidente y ese perfume en la almohada…
…el sentido del olfato me lleva a tu cuaderno…
…mientras el viento rasguña tus cabellos invernales…
…camino en las letras que describen tus encuentros…
…y miro en tus reojos que extrañas mis enojos…
Me pides que te explique cómo sería esa primera cita que tanto anhelo…
Te espero impaciente en la habitación de ese HOTEL en el que tántas veces te he imaginado en mis fantasías… Tras oír tus pasos por el pasillo el corazón se me acelera, parece que quiere escaparse de mi pecho. Nada más abrir la puerta, te veo preciosa, turbadora, te miro sin pudor de arriba a abajo…
¡Tus labios me tientan!
Veo COMO recorres con tu mirada la mía, mi expresión, mi cuerpo…
Y en un acercamiento pausado, PERO directo, rozo tu boca con mis labios, que se escurren por los tuyos… Mi lengua busca la tuya, nuestras bocas se abren y en besos apasionados disfrutamos del instante.
Poco después, mis manos empezarán a desnudarte lentamente, excitando tu cuerpo. El mío ya lo está DESDE que entraste por la puerta. Todas esas sensaciones que nos han hecho sentir nuestros mensajes, están a punto de hacerse realidad…
Te deseo COMO nunca podrás imaginarte. Será una cita que nunca olvidarás.
Dime CUÁNDO y dónde. Dejaré todo lo que sea por estar contigo. Nada es más importante que acudir a tu cita. Esa cita que llevo esperando tanto tiempo.
Te espero impaciente en la habitación de ese HOTEL en el que tántas veces te he imaginado en mis fantasías… Tras oír tus pasos por el pasillo el corazón se me acelera, parece que quiere escaparse de mi pecho. Nada más abrir la puerta, te veo preciosa, turbadora, te miro sin pudor de arriba a abajo…
¡Tus labios me tientan!
Veo COMO recorres con tu mirada la mía, mi expresión, mi cuerpo…
Y en un acercamiento pausado, PERO directo, rozo tu boca con mis labios, que se escurren por los tuyos… Mi lengua busca la tuya, nuestras bocas se abren y en besos apasionados disfrutamos del instante.
Poco después, mis manos empezarán a desnudarte lentamente, excitando tu cuerpo. El mío ya lo está DESDE que entraste por la puerta. Todas esas sensaciones que nos han hecho sentir nuestros mensajes, están a punto de hacerse realidad…
Te deseo COMO nunca podrás imaginarte. Será una cita que nunca olvidarás.
Dime CUÁNDO y dónde. Dejaré todo lo que sea por estar contigo. Nada es más importante que acudir a tu cita. Esa cita que llevo esperando tanto tiempo.
Pienso en ti interminable mente en ti
quiero ser
una respuesta para ti
pienso en ti.
Creo en ti
inagotable mente en ti
como tú
que confiaste en mi saber
creo en ti
sólo en ti.
Y despertar, a tu lado
cada amanecer.
Y hacer rodar mis labios
sobre tu piel.
Creo en ti...
Estoy en ti
desesperadamente en ti.
Y hasta hoy
he aguantado sin hablar.
Estoy en ti
sólo en ti.
Dueños de la luna.-
Me fui con la luna llena
camino abajo hacia la marea
dejándome llevar por esa
brisa que viene de las palmeras
La música de una guitarra
con su lamento corrió en mis venas
y con mi corazón sangrando
escribí su nombre sobre la arena
Y bailé, contigo me enamoré
tocando tu desnudez
descubriendo el punto mas alto
escuchando tu llanto
y lloré, de pena cuanto lloré
si solo yo me quedé
bailando en la arena
Hay que mala fortuna
si yo se que en mi vida
mujer como tu no hay ninguna
hay que mala fortuna
si hasta ayer fuimos con nuestro amor
los dueños de la luna
hay los dueños de la luna
Desperté por la mañana
desorientado y de mala gana
la música de esa guitarra
con su lamento me saludaba
CUANDO MAÑANA COMIENCE SIN MÍ
Cuando la mañana comience sin mí,
y yo no este ahí para ver,
si el sol se alzara y encontrara tus ojos,
todos llenos de lágrimas;
yo deseo tanto que no lloraras
en la forma que lo hiciste hoy
mientras pensabas en todas esas cosas
que no conseguimos decirnos...
Yo sé cuánto me amas,
tanto como yo te amo
y cada vez que pienses en mí
yo sé que me extrañarás también;
pero cuando la mañana comience sin mí
por favor, trata de entender
que un ángel vino y me nombró
me tomó de la mano
y dijo que mi lugar estaba listo
en el lejano cielo superior
y que yo tenía que dejar atrás
a todos aquellos que amaba profundamente...
Pero a medida que me alejaba
una lágrima cayó de mi ojos...
Toda la vida,
yo siempre había pensado
que yo no quería morir.
¡Había tanto por qué vivir,
tanto por hacer todavía!
que me parecía casi imposible
que yo te estuviera dejando...
Pensé en todos los ayeres,
en las cosas buenas y malas.
Pensé en todo el amor que nosotros compartimos
y en toda la alegría que tuvimos...
Si yo pudiera revivir el pasado
tan solo por un momento
te diría adiós y te besaría
y quizás entonces vería tu sonrisa,
pero entonces me di cuenta plenamente
que esto nunca podría ser
porque el vacío y los recuerdos
tomarían mi lugar...
Y cuando pensé en las cosas mundanas
podría extrañar venir en el mañana,
pensé en ti y cuando lo hice
mi corazón se llenó de dolor...
Pero entonces caminé a través de las puertas del cielo,
¡me sentí tanto en casa!...
Fue cuando Dios me miró y me sonrió
desde su gran trono dorado
y me dijo: "esto es la eternidad
y todo lo que te había prometido."...
Hoy la vida en la tierra es el pasado,
pues aquí se comienza de nuevo.
Yo no te prometo el mañana,
pero el hoy siempre permanecerá
y desde este mismo día
no hay anhelo del pasado...
Pero tú has sido tan fiel,
tan leal y tan verdadero...
Aunque hubo veces que hiciste
algunas cosas que sabías no debía hacer,
ahora tú has sido perdonado
y por fin eres libre,
así que, ¿no tomarás mi mano
y compartirás mi vida conmigo?
Así que, cuando la mañana comience sin mí
no creas que estamos separados,
porque cada vez que pienses en mí,
yo estoy justo allí,
en tu corazón
porque te quiero...
La poesía es una esencia, es como el pintor, que ve la imagen en su cabeza, y traza delicados lienzos, nosotros los poetas, solo vemos esas palabras, esa imagen por decirlo así, jugamos con cada letra, plasmamos cada sentimiento; para ser poeta no se necesita solo amar y estar enamorado de esa idea para ser poeta se necesita mucho mas que sufrir, llorar, reír, estar en calma porque así, verdaderamente sabremos lo que es sentir necesitamos del llanto para conocer la alegría, la tristeza para conocer la felicidad, eso lo sabemos, pero no lo asumimos, eso es ser poeta, pero poesía es cada letra, cada pensamiento, cada sentimiento,cada sinfonía cada pluma con la se escribe bellas palabras hacia al ser amado, lo profundo del alma lo que con lleva nuestra imaginación mas aya de lo que podemos ver
"Eso es poesía para mí."
CELOS DE MIS LETRAS:
Envidias y celos de mis letras,
de mi forma de imaginar,
del sentir mis emociones alertas,
con tan solo versificar.
Te figuras mis sentires,
tras la pluma y el papel,
sin saber que son violines
con música de placer.
¿Tienes celos de mis poemas?
Si son, una de mis formas de acariciar,
de desvestir con las letras,
haciendo el amor… hasta no más.
Con cada verso que escribo,
mis caricias llegan a ti,
recortando la distancia,
entre tu inquietud y mi fin.
¡Qué Eros es mi amante perfecto…!
eso no te lo voy a negar,
con él siento mi mejor talento,
a la hora de versar.
Eros me da el equilibrio,
en mi relación alma-cuerpo al vibrar,
no me permite caer en el delirio,
por el contrario… mi espíritu calma de verdad.
Cultivo el erotismo
y mi forma de pensar,
disfrutando a manos llenas,
el deleite corporal.
Al recoger los frutos eróticos,
del campo de la pasión,
me he convertido en ninfa
de tu natural ilusión.
No debes de sentir esos celos,
que hacen daño y entorpecen,Decapitando días
Es cierto que esperaba premio o castigo…
todo este tiempo pagado y que ahora me falta,
salido del barro fui con impoluto tatuaje
incendiario de la fe, perdida como antorcha
en oscuridad intemporal decapitando días,
mestizando el arpa con que el verso nos adorna.
Mis ojos ven el rebaño perderse en el polvo que levanta
-el rastro es fácilmente reconocible-
la tentación de empuñar lo que queda del desatino
me hace ingrato cada paso
ahora que los bárbaros, incorruptos
sonríen con el rostro cansado de burlarse del espejo.
POEMAS LORQUIANOS
¿Por dónde te duele, amor?
-me duele por todas partes-
la negra boca del pez
lubrica mis prietas carnes.
Vamos, mi vida, mi amor,
esconde-te tras mi risa;
entre los cielos celestes
que junto a ella dormitan.
-La risa del niño fue
caballo que no relincha-
yo quise un mundo tejer
con las flores de la ermita
pero el silencio atajó
con agudos pinchos de pita.ERES
Tú nunca estarás ausente
eres toda mi geografía
y en mi piel siempre latente.
Tu nombre me invoca,
ardiente pensamiento
me llega, me toma, me aloca-
suspiros amor provocas
vives coronando mis sueños
y en mi latido te alojas.
De mi pasión yo te cuento
eres el costado de mis ruegos
de mis instantes el fuego.
Yo mi ternura te ofrezco
para que en la soledad te hable
y te bese en los minutos inciertos.
¡Eres amor mi único dueño!
Me pregunto ¿me han robado la noche
o aún descansa en la luna de tu ombligo?
me pregunto
dónde está la noche
he de perderme
en la penumbra de tus ojos
mientras me mezclo entre tus labios
y que mi sombra marque el camino
hacia las cimas de tus pechos
porque no hay destino
si no se tiene sombra
y no hay vida si no se tiene luna.NO HAY FINAL
Escribe tu historia en mi cuerpo
con caricias ardientes, dibuja
con tus dedos cada milímetro
de mi piel humedecida por tus besos.
Escribe tu amor en mi piel
de esas noches en que perdido de pasión
enturbiando los sentidos
de TU deseo MI deseo
me colmaste de gemidos.
Eres tú el dueño de todos mis sentidos
toma mi amor
aunque en el infinito encuentre su final
este amor por siempre existirá
más allá del tiempo
porque no existe un final.
Nuestro amor no es de este tiempo
viene desde antes de que tú y yo naciéramos.
DETRÁS DEL VENTANAL DE TUS OJOS
De cuarzo está hecha la piedra,
de oscura agua es el lago de tu boca,
de arena fina son las palmas de tu mano
¡mujer!
deja que nade en tus aguas
que antes de ahogarme
he de nadar en tus linfas sucias.
No hay luna más oscura que esta noche,
detrás del ventanal de tus ojos.TERREMOTO
-Mueres conmigo, dádiva infinita
huracán tembloroso en mi tormenta
esperas al temblor y a la caricia
sacudes mi razón si estoy despierta.
-En el abismo de tu cordura cuelgo mis deseos,
en mi ternura apaciguo tus sueños
y en mis párpados tatúo tu beso.
¡No despiertes!
Aún estoy rozando tu piel en mis sueños.
-Me invades con tu fuego apasionado,
me quema tu saliva venenosa
me ahogas con la soga del ahorcado
me borras con tu cara lacrimosa.
-Donde mis suspiros se ahogan
y tu lava me quema,
saliva venenosa hemos de beber.
Una vez muerto las lágrimas no cuentan...
no borres tu sonrisa,
que te he de amar más allá de la muerte,
más allá de la soga que anuda mi garganta.
-Escondes ilusiones en el suelo,
apagas luces jóvenes y hermosas,
quiebras las almas que suben al cielo,
fabricas mil quimeras peligrosas.
-Que el silencio no espante el rugir del viento,
qué la voz no se apague en un gemido.
Aún hemos de vivir la Luna entera
con sus luces y sus hechizos...
a la sombra de una gárgola.
-Me atenazas, y llora mi garganta
me consumes, y dejo de moverme
me incomodas... ante ti ya me espanto
me haces sangre, y no ceso de dolerme.
Del bien concebido mujer y el deseoel hombre alcanza la infinidad de sus bordes
remontando los horizontes bautizas nada
vacíos
el alma llena de lágrimas
cáustica la sal está de ti
Esos espejos dibujados a la luna // desierto
istmos existenciales y sus guerras profundas
insipideces pudriéndose en lo entraño
creyéndose Dios y la nada
ahí
las manos amputadas defendiendo las causas de los santos
pobre me llevas en tus alas sentimiento
Y tus risas esa paga del duelo
tocándome como brindis tus lunas
ar-robándome lo que no soy
burlas y confidencias los secretos infieles
encierran y excusan fuegos inocente
quimera desvanecidas las huellas de la playa en las olas
idos los tres
el amor una sola mentira.
Extirpo de mi garganta un te quiero.Llueven letras de desaliento
en el abismo de tus ojos.
¡Baila!
La lluvia moja tu cuerpo
al otro lado del universo.
¡Cómo dos esponjas mojadas
absorbes el deseo!
¿Dónde se encuentra
el horizonte de tus ojos
que no lo puedo hallar?
Algún día
he de escribir una carta
que te lleve el viento,
para que leas
las cicatrices
que deja la nostalgia.SI NO TE IMPORTA
Gastaré mi tiempo
en la calidez de tus manos,
descansando mi mente,
por los días malos,
por los días buenos.
No necesitamos
que nadie controle
nuestros pensamientos.
Yo puedo hacer
que desparezca el dolor
y si es necesario
ponerme a tus pies.
Hay un silencio
en los patios de mi calle,
el sereno se aleja
gritando las siete menos diez.
¡Ya nada puede molestarnos!
Creo que debemos hablar ahora,
o dormir todo el día
si así lo prefieres.
Siento como si
me estuviera ahogando,
con la luz del alba.
Por el tiempo gastado,
por el perfume derramado,
hoy, si no te importa
gastaré mi tiempo
en la calidez de mis pechos
¡Si así, tú lo quieres!
A veces la lejanía nos hace fuerte...O tal vez débiles.
Ante tantas batallas, algunas insalvables,
Te confieso que solo deseo ganar una...
Esa en donde la bandera tiene el color profundo
De tus ojos...
Y te juro que no seré yo solamente quien batalle...
quien se rinda, quien gane....
Pues yo ya gané,
En el primer instante que tu sonrisa hipnotizó mis sentidos.
Y me rendí ante el inquietante poder de tu tacto.
No te das cuenta...
Que ya gané...
Si, la felicidad de ser tuya una y mil veces ( las que sean necesarias para llegar al confín...)
De vivir la aventura de compartir mi vida a tu lado... pues a pesar de que nos estés en mi siempre estarás.
Solo tu eres la dueña de mis mas profundos deseos...
Esos que se desgarran y se van hilando,
En mis noche sin ti...
Noches llenas de sueños hermosos,
En donde una y mil veces acompañados de un obstinado de gemidos...y sonidos cadenciosos (que solo yo debo y puedo escuchar)
Recurro al mi memoria muscular y me toco incesantemente,
Buscando un remoto parecido con tu tacto...
Esa es mi batalla...
Tratar de amarte desde aquí,
Hacerte el amor ...desde aquí.
Hacerte feliz....
Amarte...hasta la muerte...
Pase lo que pase, vivirá en mítu cuerpo. El ondeante ejercicio de tu amor,
sensible, frágil como la fronda apenas enroscada
del helecho en espiral en los bosques
recién dorados por el sol.
Amplios, tus muslos, viajeros nobles y generosos
donde mi rostro entero se hunde una y otra vez...
La sabiduría honda y la inocencia de esa morada
descubierta para mi lengua... En mis labios, el ritmo
tembloroso e insaciable de tus pechos...
Sentir tu mano en mí, firme, protectora,
descubriéndome, con la fuerza de tu lengua
y tus dedos finos llegando allí, donde te esperé
siempre,
en mi fondo húmedo y rosa.
Pase lo que pase, ahí estarás tú.Entre postigos y sombras
se esconde tu especial sino,
cuando te vuelves divina
lo especial tú no lo notas.
Eres un ser tan sincero
que vuelves loco al destino,
especial es tu camino
en mi corazón sincero,
porque cuando yo te quiero
siento en tú ser especial,
el mejor modo de amar
sin frontera y desatino..
Cielo y Tierra
Tu y Yo.
En esta noche estrellada
Pensar en la luz divina
Preñada de colores vivos
Hace a la tierra mas viva.
Multiplican las razones
Infinitamente de la nada
Ensanchados corazones
Besándose con miradas.
Promesa delinean labios
Acurrucándose sobre ellos
Besos del puente sagrado
Suben bajando los destellos.
Profundo en las entrañas
Dan vida rasgando todo,
Herejes quedan las pisadas
Abren camino a su antojo.
Finaliza por fin la batalla
De dos amores suspendidos
Tierra, cielo limbo de la vida
Mirándose fijo caen rendidos.
Tendidos los deseos de hombre
Tierra desnuda color caramelo,
Espécimen que existes siempre
Sudor de lluvia se ven a lo lejos.
Amor eterno de la tierra al cielo,
Andariega señora de las estrellas
Unidos persisten en el universo,
Cielo convierte las nubes mas bellas.
Yo me merezco..
Yo me merezco todo lo bueno, no algo, un poquito, sino todo lo bueno.
Ahora disuelvo cualquier pensamiento negativo o restrictivo. Me libero y disuelvo todas las limitaciones del pasado. No me ata ningún miedo ni limitación de la sociedad en la que vivo. Ya no me identifico con ningún tipo de limitación.
En mi mente tengo libertad absoluta.
Ahora entro a un nuevo espacio en la conciencia, en donde me veo de forma diferente. Estoy creando nuevos pensamientos acerca de mi ser y de mi vida. Mi nueva forma de pensar se convierte en nuevas experiencias.
Ahora sé y afirmo que formo una unidad con el Próspero Poder del Universo. Y por lo tanto recibo multitud de bienes. La totalidad de las posibilidades está ante mi.
Merezco la vida, una vida buena.
Merezco el amor, abundante amor.
Merezco la salud.
Merezco vivir cómodamente y prosperar.
Merezco la alegría y la felicidad.
Merezco la libertad, la libertad de ser todo lo que puedo ser.
Merezco muchas cosas más que todo eso: merezco todo lo bueno.
El Universo está más que dispuesto a manifestar mis nuevas creencias y yo acepto la abundancia de esta vida con alegría, placer y gratitud. Porque me lo merezco, lo acepto y sé que es verdad.
Así Es.
"Sentado frente al sillón de su habitación le miro desnuda sobre la cama. Me abraza con su mirada con palabras silente me dice lo que su corazón quiere. Sobre sabanas de seda negra su bella piel me llama y que cautiva mis aprehensiones donde mis deseos que braman. Sentado le miro y observo cada detalle como un buen pintor mira una obra de arte.
He de pintar su cuerpo con mis manos con maestría suaves pinceles que detallaran cada contorno de la suave tela convertida su piel. Ella sentirá todo aquello que deseo y ansió. Admirando su lozanía donde los años huella han dejado pero no han menoscabado aquella pasión al amar. Aquella que hace suspirar y apreciar aún más la vida bella que de ella emana.
Me despojare de toda prenda para sentir aquella vida que ella hace tan especial entregándonos a un cuadro de cálidas ansiedades que se brindan por amor. Brindados a la magía del talento de las emociones que quedaran plasmada en la obra de arte de la vida de sus amores.
Te quiero desde el abismo de la tristeza donde habito A la sombra del tiempo retratando y tejiendo tu cuerpo
Donde las gaviotas cantan con ojos azules al atardecer del cielo
Te quiero con lágrimas abonando el fuego duro del recuerdo
Me duele tu voz labrando túneles de cuarzo en mis oídos
Profundas cavidades y laberintos donde se esconden tus palabras
Sujeto el corazón con hilos tejidos por arañas dormidas y vivo
Al borde del abismo al abrir mis ojos, alejados de tus manos
En el túnel profundo de la tierra que abre abrigando mi cuerpo
Entre ríos que me ahogan y brisa que arrastra el azar de mi vida
Respiro solo cuando agónica repito en silencio te quiero
Te busco…
Te busco en el cielo y sé que me amas.
A media luz y en la luz de mis pupilas
a media noche y en la fría madrugada.
En el santuario donde se congregan
las caricias de tus manos…
En el arrecife coralino
donde los peces dibujan corazones
y entre burbujas entrelazan amoríos.
En los sueños cual ave migratoria
que surcan en las geográficas colinas palpitantes.
En el vuelo majestuoso del cisne surcando los aires,
en su colorido y su queratinoso plumaje
en las costeras comisuras de tus labios
en las olas marinas donde golpean las rocas
y remojan las arenas brillantes y salinas…
En la luciérnaga, luz marina,
y la diminuta estrella rutilante.
En las hojas caídas y esparcidas por el aire…
en invierno y el verano sofocante…
En penumbra nebulosa y constelada.
en el vuelo sostenido de enigmática mirada…
te busco…y ahí estás…Hay una lágrima llorando firmamentos, como solloza la lluvia penas silenciosas.
hay un recuerdo sobre el tamiz del tiempo, y se cuelan olvidos en los instantes
hay una forma de peregrinar perpetuos… surcar la impronta en ápices del alma
hay un abrazo varado en oleajes de ayeres… esperando silente, reencuentros
hay una vida sobre todas mis muertes… acariciando aleteos de las esperanzas
hay sueños navegando el viento del silencio… besando mis mariposas calladas
hay una inferencia en lo que promulgo… sentir lo maravilloso de tus albedríos.
Un día me quedaré sin versos ni letrasen un instante marcharán mis silencios
y la muerte… apostará nada por mi vida
y la vida caerá vencida en mis lágrimas
un día… me quedaré vacío de corduras
Mas nunca… este sentir que me abraza
dejará de escribir tu nombre en mi almaAllí donde la lluvia construye arcoíris bajo nubes de ensueños.
Allí donde el sol se torna tibieza en las albas que todavía creen
Allí donde es nieve el cobijo de los inviernos que aún transitan
Allí donde anida la esperanza en el vuelo efímero de los olvidos
Allí donde nace el primero aliento como legado de lo postrimero
Allí donde hay mañanas besando ayeres y conjurando presentes
Allí donde el abrazo es lenguaje vivo de las almas que se merecen
Allí te aguardo… en el amparo certero de una lágrima que espera
Las notas lastimerasde un lloroso violín
lanzan al viento quimeras
de enigmático sufrir.
En su paseo magistral
va recorriendo sin pausa,
toda la escala musical,
mientras su dolor avanza...
Besaré hasta la espalda de tus silencios que me abrazanacariciaré hasta la desnudez de tus besos que me aman
comulgaré hasta las palabras que me aletean libertades
Y asiré tu mano en lo perpetuo… como te busca mi alma
Esa pasión sin temor
a nada ,que no se rinde
porque no se basa en miedos
existe en lo profundo,
del sentir más intimo,
ese de la coraza oculta.
Que recorre las fantasías
más insólitas del sentir,
en la imaginación,
interna, esclavizada.
un temor de esconder
lo que todos ya saben.
Prohibidos deseos,
normales del cuerpo,
solo que se comparte
en la alcoba de amor.
Las sabanas blancas
son las alcahuetas,
cómplices, silenciosas
de quejidos, gemidos.
Besos correspondidos
susurro de la pasión.
la oscuridad juguetea
con la claridad de luz.
Destellos, alma de ojos,
brillantes, comprometidos
en la satisfacción bonita
de una habitación de dos.
Desnudos hasta los huesos
conversaciones infinitas
del próximo encuentro
amantes sin regreso…
juego abierto sin pudor.
Caricias rejuvenecidas
por las ganas de amarse
deseos, lujurias ,erotismo
fantasías echas realidades.
Degustar fluidos corporales
con el espíritu ávido de ellos
prolongar hasta la saciedad
las sensaciones recónditas
esas que te hacen vibrar,
la piel convertida en mar.
Navegar en las humedades
de el cuerpo como océano
enfurecido, amado y divino
de la entrega total de amar
una y otra vez intensamente.
Mezcla de lujuria ; placer
lascivamente reunidos
en el ritual prohibido de la
intimidad ,hombre ,mujer.
Quizás estas palabras cabalguen sobre las planicies de todos los silencios, como unicornio besando los a horas de quienes creen en la magia de un verso. Tal vez las lágrimas hilen el entramado de emociones para cobijar nuestras almas, como hilan las Moiras sobre la rueca del destino. Alguna vez nos entregamos al credo de nuestras plegarias cuando las esperanzas flaquean, como abdica la nostalgia cuando un abrazo cercena las añoranzas. Y nos adentramos en la senda que elegimos transitar amén de las espinas que marchitan trémulos pasos, como las mariposas aletean miradas besando crepúsculos de quimeras.
Quizás estas palabras se desvanezcan en las intenciones de un anhelo, tal vez el susurro del viento que arremete las disperse por los firmamentos del olvido, quizás el tiempo las resguarde para que tus ojos… las acaricie suavemente, hoy y siempre.
No hay mano
que no ha de pedir limosna
sentada en el umbral de tu boca.
No hay mejor moneda,
que un beso de tus labios,
y más si de antemano
me he quedado en el olvido.
Desorientado, enfermo y penitente,
pagaré posada con mis dientes,
masticando el hastío de tu frente.
Fría y tormentosa la noche,
aún espero el apático metal.
¡Lo reclamo!
con un hola de tus párpados.
Tuve el presentimiento
de haber cometido un acto desaguisado,
de estirar mi mano para tocar tu frente.
que no ha de pedir limosna
sentada en el umbral de tu boca.
No hay mejor moneda,
que un beso de tus labios,
y más si de antemano
me he quedado en el olvido.
Desorientado, enfermo y penitente,
pagaré posada con mis dientes,
masticando el hastío de tu frente.
Fría y tormentosa la noche,
aún espero el apático metal.
¡Lo reclamo!
con un hola de tus párpados.
Tuve el presentimiento
de haber cometido un acto desaguisado,
de estirar mi mano para tocar tu frente.
No hay de que invocar a la nostalgialo que tienes ahora es mas de lo que tenias antes,
tienes experiencias , seguridad , valoras lo que has
logrado , vas hacia donde deseas ir, guiando a los
demás que a tu lado están.
Tienes a tu lado a Dios, ten en cuenta que cada etapa
que vives es un regalo maravilloso que mas que la vida...
Dios te regala en cada segundo tiempo de sobra para corregiste,
perdonarte , amarte , amar sin odios , sin rencor, enterrando
a tus propios demonios para que vuelen con alas de ángeles.
Todo se puede superar , guardado en la historia que te hace mas valiente deja lo que no te deja suspirar , abre tus deseos a lo que quieres para ti.....
Quien no se ha equivocado? , volviendo a comenzar
sea lo que sea todo puede mejorar con empeño , ganas , voluntad
Ama la vida vívela no por los demás , vívela por ti es hora
¡tómala como una nueva oportunidad...!"...en este momento de mi vida, no quiero casi nada. Tan sólo la ternura de mi amor y la gloriosa compañía de mis amigos. Unas cuantas carcajadas y unas palabras de cariño antes de irme a la cama. El recuerdo dulce de mis muertos. Un par de árboles al otro lado de los cristales y un pedazo de cielo al que se asomen la luz y la noche. El mejor verso del mundo y la más hermosa de las músicas. Por lo demás, podría comer patatas cocidas y dormir en el suelo mientras mi conciencia esté tranquila.
También quiero, eso sí, mantener la libertad y el espíritu crítico por los que pago con gusto todo el precio que haya que pagar. Quiero toda la serenidad para sobrellevar el dolor y toda la alegría para disfrutar de lo bueno. Un instante de belleza a diario. Echar desesperadamente de menos a los que tengan que irse porque tuve la suerte de haberlos tenido a mi lado. No estar jamás de vuelta de nada. Seguir llorando cada vez que algo lo merezca, pero no quejarme de ninguna tontería. No convertirme nunca, nunca, en una persona amargada, pase lo que pase. Y que el día en que me toque esfumarme, un puñadito de personas piensen que valió la pena que yo anduviera un rato por aquí. Sólo quiero eso. Casi nada o todo.
Ya veo cómo colocas en tus labios el almíbar, las arenas movedizas,
el tiempo destemplado de otras indecentes tierras, el convulso viento
que aparea otros ropajes, un solo cobijo de otoños calcinados, redondos,
sin estrellas dónde posarse, sólo los labios y su materia gris, su cincel
acaparándolo en sus arrebatos, la dulce calma de ver dormido el sol
cuando avanzas sin esa furia desmadejada, ese aliento inhóspito,
esa sola luz que lo domina todo, con su fugacidad de sótano entreabierto.
Ya veo cómo enlazas tu cuerpo a la costumbre de mis ansias,
cómo le colocas un sobretrodo a la columna vertebral de mi corazón,
y entre otros atributos tuyos, logras un milagro para no verte tan de cerca,
pues moriría con tu cuerpo almidonado, tu sabor a medianoche, la luna
llena cayéndose a borbotones sobre el agujero penoso de mi almohada.
Eres flor o incertidumbre pasajera. Eres todo, menos el vaporoso incendio
que allanó zarpazo tras zarpazo, un ramo disecado de violetas y geranios.
Eres la dulce esperanza, que descolocó los fangos y acechó prolija,
ese verdor escaso, la rama donde dormía el cuervo y el pobre gatopardo.
Eres la oscuridad perfecta, el vicio oculto de una amargura placentera,
el éxtasis infinito por donde transitan la locura y el rapto amable de sus
extrañezas. Eres pura aversión a lo diminuto, te acicalan las grandezas;
qué holgura no acogerte, ni para el adiós de un beso amordazado.
Ya veo cómo celebras tus despojos, y yo dentro de ti, corro y corro,
no veo la razón en ello, pues eres un universo paralelo a las distancias;
que yo sepa, te aparearon amorosa y turbia, y enloqueciste a mi lado,
sin titubeos, como una hierba que no cruje ni se enrosca, pues el latido
viene de la cordura, y mi boca se une a la tuya como queriendo quebrarme
los versos del alma.
¡Qué sabroso es recorrer la sal que habitan tus pies y tus caderas,
la arena blanca enroscada en tus cabellos como un asidero del amor
que te profeso sin liturgias ni exorcismos baratos.
¡Cuántos infames habrán de sembrarte cobijos extraviados y deshechos!,
tomando la forma que toca la tierra el dulce arpa de la melodía instantánea,
querer desorbitarte con la posesión de demonios invisibles, nada afeminados,
abrazados a su cruz y a sus diademas, pero con el vilo del acecho entre
sus carnes y el alma amarillada de tanto ego, con la vanidad a cuestas,
queriendo tu cariño imponente y las pasiones que desbordas en medio
de los ríos de la santa muerte, y así reducirte a la más mínima expresión
de los confines, tenerte apareada como ensombrecida, detener tus alas,
calmar su sed de desventuras y oráculos estrechos, y reponer contigo
su crucificada insignia de lamentos escondidos.
Diré entonces que confundían la prisa con el advenimiento,
que no eras tú la sombra perpleja que rodeaba la música del universo
y el súbito pálpito de los corazones milenarios, diré entonces que tú
eras a la manera de los infinitos placeres, el diamante que extasió
mis ojos y los convirtió en luz de sobresuelo a luz de altísimos encuentros,
donde el amor se multiplica como el pan y el pescado de ese Dios bello
e insaciable en sus milagros.
Diré que la ternura pasa bajo sábanas de terciopelo, que la fugacidad
de los cielos se desmorona, que los besos reprimidos se acuestan entre
manantiales y rosas doradas, y que los besos sueltos, los de los labios
imantados, dejan su aroma irresistible de sándalo y vino concentrado,
mientras se desmadejan con los vientos colosales de la oración, la prolífica
aventura con que nos endulzamos el paladar, el día a día entregándonos
al amor o al refinamiento de los más bestiales instintos.
Diré que soy tuyo, y que si eres mía, debo entregarte primero ese sueño
marcado en mi frente como una estampilla de color azul hostigado, saber
que tu alma se encuentra en las aceras de los templos, y que si huyes
de ahí, es porque no supe reconocer qué destino me proponías a la hora
del insípido susurro, y esa sola tentación humana con que recorría la sal
de tus caderas, sin imaginarme que mi cuerpo ya no eran sino tus pies,
entregados para siempre a la virginal sonrisa de otros mundos desaparecidos
o irreversibles, esos mundos que apenas rozan el diluvio o una costra
del tiempo, se detienen sin naturaleza a vernos cómo nos encarcelamos
en una brújula sin cadencia y con extremos repartidos entre soledades
y silencios.
Diré que soy tuyo, a pesar que existes en otros territorios, sin piso
ni entretenimientos masivos, con el corazón de una princesa que recobró
hace muchos años, la sobriedad embargada por un titánico desdén de un joven impetuoso, tardío, pero seco en sus maneras de tocarte la vida.
Yo te vi y me quedé cerca a tu granizado instinto, me volviste
loca como a un charco de sombras purulentas, te apareciste en mí
cuando ahuyentaba los demonios de mi corazón volátil y enraizado
en los puntos fijos de mi memoria y de tus caprichos.
Sentí que aparcabas en mis aposentos una licencia de amor furtiva
y fugitiva, que me arreglabas el día con tus rezos y tus desparpajos
en esa cama sacrosanta, donde vimos a los ángeles oscurecerse
por el despliegue de tu piel sobre mi pecho ensalivado, el revuelo
que suscitaba el mano a mano entre tu boca y el denso fragor
de nuestros cuerpos adorándose como sólo el sol a sus desplegados
brillos.
Te dejé sentir el fresco aroma de jazmines en mi sexo de salvaje
hombre aprisionado, bebí tus cerezas, tus frutos tropicales, los dolores
del alma que de tanto en tanto ejecutaban una curvatura en tus silencios;
anidé en tus senos, profundicé mis ojos para tocarte más en la aventura
o en la frágil morada de tus cimientos. No pude detener mis ansias,
y desboqué el río que llevaba dentro, para verter un poco de mar
en tus ausencias.
Supe que tu nombre y tus fugaces melodías me componían el rostro;
la soledad se volvía una gozosa complacencia comparada con tus idas
y venidas en los parques y pasadizos terrenales, y es que no supe darte
forma como para que amaras mis incoherentes desafíos, o beses
mi piel como sólo se puede componer la rutina tras un terremoto
sin tinieblas.
Desemboqué en tus venas, me ungí como un alma de corazón decapitado,
y enredé tus brazos a mi cuello, como un lazo de dudosa procedencia;
no sabía lo que era despedirme sin un cuerpo físico, y por más que horadé
en tus recovecos, supe de inmediato que lo tuyo era ambiguo, una máscara
para ocultar lo más austero o lo menos incestuoso, una máscara para amar
el hermoso paraje de la indiferencia y sus cobijos más mendigos.
el tiempo destemplado de otras indecentes tierras, el convulso viento
que aparea otros ropajes, un solo cobijo de otoños calcinados, redondos,
sin estrellas dónde posarse, sólo los labios y su materia gris, su cincel
acaparándolo en sus arrebatos, la dulce calma de ver dormido el sol
cuando avanzas sin esa furia desmadejada, ese aliento inhóspito,
esa sola luz que lo domina todo, con su fugacidad de sótano entreabierto.
Ya veo cómo enlazas tu cuerpo a la costumbre de mis ansias,
cómo le colocas un sobretrodo a la columna vertebral de mi corazón,
y entre otros atributos tuyos, logras un milagro para no verte tan de cerca,
pues moriría con tu cuerpo almidonado, tu sabor a medianoche, la luna
llena cayéndose a borbotones sobre el agujero penoso de mi almohada.
Eres flor o incertidumbre pasajera. Eres todo, menos el vaporoso incendio
que allanó zarpazo tras zarpazo, un ramo disecado de violetas y geranios.
Eres la dulce esperanza, que descolocó los fangos y acechó prolija,
ese verdor escaso, la rama donde dormía el cuervo y el pobre gatopardo.
Eres la oscuridad perfecta, el vicio oculto de una amargura placentera,
el éxtasis infinito por donde transitan la locura y el rapto amable de sus
extrañezas. Eres pura aversión a lo diminuto, te acicalan las grandezas;
qué holgura no acogerte, ni para el adiós de un beso amordazado.
Ya veo cómo celebras tus despojos, y yo dentro de ti, corro y corro,
no veo la razón en ello, pues eres un universo paralelo a las distancias;
que yo sepa, te aparearon amorosa y turbia, y enloqueciste a mi lado,
sin titubeos, como una hierba que no cruje ni se enrosca, pues el latido
viene de la cordura, y mi boca se une a la tuya como queriendo quebrarme
los versos del alma.
¡Qué sabroso es recorrer la sal que habitan tus pies y tus caderas,
la arena blanca enroscada en tus cabellos como un asidero del amor
que te profeso sin liturgias ni exorcismos baratos.
¡Cuántos infames habrán de sembrarte cobijos extraviados y deshechos!,
tomando la forma que toca la tierra el dulce arpa de la melodía instantánea,
querer desorbitarte con la posesión de demonios invisibles, nada afeminados,
abrazados a su cruz y a sus diademas, pero con el vilo del acecho entre
sus carnes y el alma amarillada de tanto ego, con la vanidad a cuestas,
queriendo tu cariño imponente y las pasiones que desbordas en medio
de los ríos de la santa muerte, y así reducirte a la más mínima expresión
de los confines, tenerte apareada como ensombrecida, detener tus alas,
calmar su sed de desventuras y oráculos estrechos, y reponer contigo
su crucificada insignia de lamentos escondidos.
Diré entonces que confundían la prisa con el advenimiento,
que no eras tú la sombra perpleja que rodeaba la música del universo
y el súbito pálpito de los corazones milenarios, diré entonces que tú
eras a la manera de los infinitos placeres, el diamante que extasió
mis ojos y los convirtió en luz de sobresuelo a luz de altísimos encuentros,
donde el amor se multiplica como el pan y el pescado de ese Dios bello
e insaciable en sus milagros.
Diré que la ternura pasa bajo sábanas de terciopelo, que la fugacidad
de los cielos se desmorona, que los besos reprimidos se acuestan entre
manantiales y rosas doradas, y que los besos sueltos, los de los labios
imantados, dejan su aroma irresistible de sándalo y vino concentrado,
mientras se desmadejan con los vientos colosales de la oración, la prolífica
aventura con que nos endulzamos el paladar, el día a día entregándonos
al amor o al refinamiento de los más bestiales instintos.
Diré que soy tuyo, y que si eres mía, debo entregarte primero ese sueño
marcado en mi frente como una estampilla de color azul hostigado, saber
que tu alma se encuentra en las aceras de los templos, y que si huyes
de ahí, es porque no supe reconocer qué destino me proponías a la hora
del insípido susurro, y esa sola tentación humana con que recorría la sal
de tus caderas, sin imaginarme que mi cuerpo ya no eran sino tus pies,
entregados para siempre a la virginal sonrisa de otros mundos desaparecidos
o irreversibles, esos mundos que apenas rozan el diluvio o una costra
del tiempo, se detienen sin naturaleza a vernos cómo nos encarcelamos
en una brújula sin cadencia y con extremos repartidos entre soledades
y silencios.
Diré que soy tuyo, a pesar que existes en otros territorios, sin piso
ni entretenimientos masivos, con el corazón de una princesa que recobró
hace muchos años, la sobriedad embargada por un titánico desdén de un joven impetuoso, tardío, pero seco en sus maneras de tocarte la vida.
Yo te vi y me quedé cerca a tu granizado instinto, me volviste
loca como a un charco de sombras purulentas, te apareciste en mí
cuando ahuyentaba los demonios de mi corazón volátil y enraizado
en los puntos fijos de mi memoria y de tus caprichos.
Sentí que aparcabas en mis aposentos una licencia de amor furtiva
y fugitiva, que me arreglabas el día con tus rezos y tus desparpajos
en esa cama sacrosanta, donde vimos a los ángeles oscurecerse
por el despliegue de tu piel sobre mi pecho ensalivado, el revuelo
que suscitaba el mano a mano entre tu boca y el denso fragor
de nuestros cuerpos adorándose como sólo el sol a sus desplegados
brillos.
Te dejé sentir el fresco aroma de jazmines en mi sexo de salvaje
hombre aprisionado, bebí tus cerezas, tus frutos tropicales, los dolores
del alma que de tanto en tanto ejecutaban una curvatura en tus silencios;
anidé en tus senos, profundicé mis ojos para tocarte más en la aventura
o en la frágil morada de tus cimientos. No pude detener mis ansias,
y desboqué el río que llevaba dentro, para verter un poco de mar
en tus ausencias.
Supe que tu nombre y tus fugaces melodías me componían el rostro;
la soledad se volvía una gozosa complacencia comparada con tus idas
y venidas en los parques y pasadizos terrenales, y es que no supe darte
forma como para que amaras mis incoherentes desafíos, o beses
mi piel como sólo se puede componer la rutina tras un terremoto
sin tinieblas.
Desemboqué en tus venas, me ungí como un alma de corazón decapitado,
y enredé tus brazos a mi cuello, como un lazo de dudosa procedencia;
no sabía lo que era despedirme sin un cuerpo físico, y por más que horadé
en tus recovecos, supe de inmediato que lo tuyo era ambiguo, una máscara
para ocultar lo más austero o lo menos incestuoso, una máscara para amar
el hermoso paraje de la indiferencia y sus cobijos más mendigos.
Nada hay más amargo que la muerte sin rumbo, el morir aquejado
con la indecisión entre los dientes, masticando y masticando humo,
delirando con la frente en los zapatos, increíblemente maniatado
por un susto que no llega nunca, por un terror que se deshace entre
llanto y llanto.
Nada hay más amargo que la muerte ensimismada, la que trae
soledades misteriosas, una suspendida imagen de polvorientas
nubes grises, reprimiendo la palabra como deshaciendo el corazón
para esa última morada, que sopla fuerte, que se tuerce bajo tierra,
con flores blandas o un solitario adiós tras los años que se vienen
y no paran.
Nada hay más amargo que la muerte sin pequeños dramas, pues
engendra las rutinas más perversas, y te cava un hondo desafío
para morir entre fuegos y rosas negras o moradas, sin saber
que la vida es un juego, donde corre raudo el bufón que te saca
la lengua y se ríe de ti y de tus pálidas nostalgias, que se arregla
la cara con lápiz labial y un tanto de lágrimas, y se esconde en tus
ojos como una aventura, como queriendo probar tu alma, y saber
de qué cuarzo o altura estás hecho, no ser tan malo cuando la
cuesta baja, y enseñarte que se vive para coger del fondo de la razón
humana, un cariño, una mentira, que ayude a descocer esos pequeños
dramas. Volver de nuevo a las andanzas y así vivir enarbolando el alma.
He despertado junto a tu cuerpo inflamado en llamas.
¡Qué hermoso refugio! ¡Qué díscola sensación saberte endemoniada!,
o entregada al goce furtivo de los raudos instintos, los que se agazapan
y luego zarpan como una fiera en su adiós definitivo.
He despertado para ti, amada del cadalso y de las rojas playas
de arenas huidizas, he visto cómo ha crecido tu vientre bajo las olas
de una infernal marea, y me he envuelto con tu impotencia para saber
cómo deambula la vida sin ese loco corazón cautivo, que de cuando
en cuando aparea un disfraz amargo, o la solitaria bendición de un enigma.
He descifrado todos tus mitos, y no encuentro manera de endulzar
tu paladar; la hiel se va apoderando de mi aliento y con ella, voy entrando
a tus terrenos, voy surcando la feroz entrada de tus senos, el coloquio de
saberte ensimismada y gris como una temporal manera de acabarnos,
de morir un poco cada día para restaurar el corazón atribulado.
He anochecido con la madrugada hecha añicos, y la mirada derrumbada
por un brutal infierno de los celos; aún así he continuado amándote, perdida
entre semblanzas y míticos placeres de un solo sabor amargo, de una sola
impía manera de adorarnos, y he descubierto que no existes, sino
en el rastro de un espejo que me observa siempre, como dejando persistir
el escabroso grito que me acude al levantarme, e inflamando en llagas
el alma ciega y solitaria, el gozoso cauce de presumirte en mí como
una fantasía o una sombra silenciosa, harta de callarse.
Nadie se queja cuando de tu cuerpo extraigo oro y agua bendita,
saber que de tus íntimos encuentros me rodeo para saberte mía;
y mientras tanto, merodeo cerca a tu regazo, para envolvernos
sin que tu miedo tiemble en la noche más perfecta de las agonías.
Nadie ha conocido más que yo los sabrosos gemidos que dan vuelta
y media en tus sábanas rotas; nadie más que yo, el sonido distante
de tus lágrimas purísimas, acabando el día con la misericordia
que he llegado a doblegar en la puesta del sol y la encumbrada rutina,
ceñida a los patíbulos de mi corazón.
Nadie ha puesto en tela de duda que te conocí más horadada
que una afrenta impía estampada como sello del milagro inesperado,
de ese cruel destino que te vuelve hermosa y omnipotente cuando
sumas al amor tus furtivas estocadas, y vuelves en los ojos del hombre,
la mortal puñalada, dulce y misteriosa, nunca acabada, jamás poseída.
Si de tu sangre abastezco el olivo, la tierra estéril del desencanto;
si de tu sangre cojo el bello amanecer y la luz brillantísima apareada
como un vuelco inconcluso de la cosecha de rosas fugitivas;
si de tu sangre extraigo el oro virgen y la esperanza de saberme menos
turbio, menos extranjero para mis afectos cosmopolitas, entonces
voy haciendo divino el sostenido desdén con que me miras.
Allá en tu morada, a donde nadie acerca los pasos ni la agitación
de sus impulsos, yo voy un tanto simple, vestido con sandalias
y el alma agazapada, yo voy a mi manera, y así, distraído y menos
egocéntrico que los demás mortales, logro perpetrar un loco beso tuyo,
volver tus ojos incrustados a los míos, aunque cada vez que pueda
tenerte en abrazos añorados, sueltes tu saliva y tu desprecio,
el balbuceo incongruente que haz instalado como una tienda de campaña,
para que no te sigan pasos encumbrados o razones taciturnas,
sólo el alma amancebada de mis pasatiempos y mi retocada locura.
Voy a hacerte una pregunta: ¿De dónde caen tantos corazones rotos
a mi mesa?
Pues te respondo ya...: Hay besos que terminan en una desolación
ajena, donde el alma no perdona tanta ingratitud, o se desangra
a hurtadillas, como escapando de la inevitable barbarie que va labrando
el tiempo con sus uñas largas y su pelo quebradizo. Así empieza esta
historia de amor o desamor, tras una encrucijada, bajo un sol abrasador,
decolorando pasiones o el milagroso refugio donde se esconden la hierba
que ha dejado de crecer, o el látigo que castiga con fiereza inusitada.
Nos dijimos un hola, se perpetró un adiós. Voy a terminar pronto esta
historia, pues los dedos se hunden cada vez más en este huidizo
ordenador. Pasaron semanas y la saludé con una rosa amarilla y una
flor de nácar, me dio una sonrisa, y con los labios pintados besó mi
rostro pálido de promesas incumplidas. Cerré filas con mis ojos,
la miré y me fui, dejando sobre ella una inquietud, una zozobra. Caminé
raudo, casi fugitivo, despisté a todos los que me vieron pasar, poniéndome
una gorra que me cubría de todo pecado inquisidor, así creía yo, así
supe como ingeniármelas para abrir puertas donde sólo había ladrillos
o piedra disecada.
Ella no dio señales tras varios meses, y cuando la vi en una parada
de autobuses, estaba en gestación, caí de rodillas como una sola
muerte, se decapitó mi esperanza o el presagio de creer
que todo sucedería como los juramentos de los que no hablan, esos
que tienen a la palabra como último recurso, y que sólo transmiten
su universo cuando la mirada no miente, y la sonrisa es ingenua,
o el hola es un proverbio, o el adiós, nuestra propia conciencia.
Así pensaba yo, ella me divisó apenas se me puso pálida la pupila
más sagrada, la del alma, se acercó, me besó nuevamente el rostro,
me habló al oído: "te amo, nunca regreses más", algún día sabrás
porqué escogí carroña y no un corazón que caminaba de puntillas
junto a mí. Se me calmó los nervios, pero ella aceleró el paso. Subió
a su ómnibus, quedé absorto, traté de correr para mirarla nuevamente
a los ojos, pero no pude. A lo lejos, ni siquiera miró, pensé que traía
la cabeza agachada, sí, estaba alicaída, y el cuerpo no miente, menos
la razón, supe entonces que de lo inexplicable es el amor el que se
enseñorea con su vasta experiencia, a veces de un tajo, a veces en seña,
y me fui a casa con el viento soplándome la cara. No tuve más remedio
que abastecerme de una vieja revista y una blanda sonrisa para ese
quehacer diario que a todos aniquila o nos vuelve mariposas aladas,
o nos quita la vida con un desgarro mientras caminamos, y somos
ese fantasma insomne que crece bajo la luz incierta.
Me calmé tras varios años, la volví a encontrar con sus hijos crecidos
y su aroma inconfundible, me acerqué y vi sus ojos: No mentían. Ella
me quería a mí, yo seguía insistiéndole a mi mente porqué no la busqué
tras ese hola, después del adiós, bajo ese sol abrasador que nunca dejó
de cobijarnos cuando nos parábamos uno frente al otro. Y me dije a mí
mismo: ¡Así es el AMOR...!
Alguien me tocó la espalda. Era ella, me dio un largo beso, y cayó
de rodillas a mis pies. La quise levantar, y un frío estremecedor recorrió
su cuerpo y el mío. Estaba muerta, ¡sí!, ¡muerta...! Se murió llevándose
todo ese corazón que a pie juntillas caminó junto a ella, la llevé en mis brazos
a los brazos de su esposo, y en su tumba coloqué una rosa amarilla
y una flor de nácar, y caí con sueño, muchísimo sueño...y ahora debo
de estar ya junto a ella, pues no recuerdo nada después de tanta pena.
Tu nombre se escribió un día en que los dioses alejaronel presentimiento y la nostalgia. Se hizo raudo sonido,
como flecha veloz, tras las improntas que trae cada mañana.
Se volvió corazón del pueblo, y anidaron en sus letras túnicas
doradas. Tu nombre fue entregado a las montañas, y de ahí pasó
a ser ingenioso invento que desarma las batallas.
Tu nombre se hizo eco con la sola idea del refugio y sus misterios,
abordó lágrimas y sollozos pálidos, los convirtió en el vasto territorio
que ahora descansa tras los cielos. Así tu nombre se hizo milagro;
fuerzas escondidas dieron un sabor eterno a su señal cautiva;
tu nombre no tocó el fango, no tenía porqué mezclarse con odios
o rencores fraudulentos, o si la envidia perseguía su destino ya trazado.
Fue aclamado con aplausos, pero en ti, la sola mirada de los buenos
te hacía crecer y no beatificar honrosos privilegios, cálidas moradas
para verter tu suerte en sangre derramada.
Trofeos de cristal, de oro y plata virgen te ofrecieron para que callaras,
y te fueras opacando como el mundo en su rutina diaria. Y como eras
hija del sol y fiel sobrina del universo amancebado, se fueron alejando
bichos y artimañas, que al escuchar cómo llamaban a tu encuentro,
decidieron mudarse a otros cuerpos de otras almas ya vejadas.
Tu nombre es el nombre de los que ya partieron a un recuerdo inmenso,
tu nombre santifica, no puedes detenerlo. Es perdón para el que lucha
firme, y fiel señal para los que ansían una estrella. Detrás de sus repliegues
obra la conciencia, el fuego abrasador y una luz perpetua. Ese nombre
ha visto recorrer milagros cuando ya el hombre caía, de tanto y tanto
cansancio. Ese nombre nos pertenece, pero no es un regalo obsequioso,
es perla brillante para el que se funde en sus raíces, y también una oscura
celda con paredes siempre abiertas.
Ese nombre me ha conversado mientras dormía en las paredes
de mi pequeño cuarto; me ha dicho ¿qué esperas? y yo le he contado
de mis versos pasajeros, de mi prosa escindida, de cómo gente
tan podrida me ha hecho caer en estos días, de cómo he alumbrado
estos hijos temerarios de la más pura fantasía, y tras sus hombros
he descansado, más precisamente en sus espaldas. No me habrá
cambiado el rostro, pero ha desafiado mi lucidez en la agonía.Desde todos los flancos inconquistables, te sujeto a mí, te procuro
mi corazón para que te ciñas a mis impurezas, a ese bello sol
que amanece para los dos, como un himno a la famélica transparencia;
te procuro mis manos cubiertas de polvo, te someto a la calle olvidada
de los mendigos, donde tu amor es irremediablemente un tornado
o un huracán veleidoso, donde el mismísimo dios de los sueños
recuesta su cabeza insomne, y se duerme abrazado a tu pecho.
Así te conquisto, te voy labrando caminos, voy haciendo de ti
la dueña de los solsticios y las perlas del océano.
Así me apeteces, así te poseo, y dueño de tu alma, vuelco en ti
mi vuelo, la loca sonrisa que dejó el verano, o ese otoño marchito
disparando sus hojas entre nuestros costados más abiertos.
Deseo abrazarte con los brazos del mundo, entregarme a ti como
el amante des-prolijo y taciturno, volverme fiera o una lágrima al borde
de tu rostro, deteriorarme con los años a tu lado, y ser feliz
sin contar cuántas quimeras nos dijeron un hola y un adiós y jamás
hicimos caso, porque tú y yo hacemos sombra a todo lo que pasa,
a todo lo que arrastra, a todo lo que cambia. Y cada dios de cada
mundo, nos entrega su palabra, y con ello basta.
Somos tú y yo y la naturaleza canta. Y nos reímos de que vengan
a buscarnos tanto odio cuadriculado, tanta envidia puñalera,
la soberbia en mil pedazos, o ese vacío que traspasa indiferencia;
nos amamos más que a un simple beso cobijado en una carta,
y tras cada pausa, dividimos la nostalgia, y sumamos alabanzas.
Así te tengo, desaliñada, absurda, como entregada
a los parajes solitarios del desamparo y de la penumbra.
Así te llevo, convulsa, abstraída entre abrazos y desganos
que un día cobijaron gotas tibias, un desliz en los amaneceres
de esta vida que ya golpea a fondo su marea, y esos ojos grises
que no dejan descansar mi manos, pues al verme pides todo,
y todo lo complazco.
Así te llevo, complacida y heroica, beata y pérfida de hambre,
con las manos te siembro una merienda, y con el alma
vuelvo a ti en forma de sorpresa. No me dejes absorber el fondo
de tus ciénagas en mi lecho, que de a pocos construí para la
ofrenda,
te extraño y te pertenezco, y no pido de ti sino la forma inmensa,
de parecerme a tu corazón silenciado de trinos y una nostalgia
en la ventana. Pues así te llevo diáfana y soslayada, como el sol
que trae sus faroles, y todo lo agiganta.
Mientras abrazo tu cuerpo, reluce en mis ojos esa vibración omnipotente
que traen tus entrañas, ese marasmo dulcísimo ensoberbiado, la turbación
perpetua que engendran los abismos, o un simple adiós cogiéndome
las manos.
Disuelvo en agitados mimos ese anhelo de tenerme para tus pies,
para la piel extasiada de los que zurcen con agonía el impío placer
de conmover el dolor sin temor a nada, de los que llaman a tu puerta
con el antojo de saberte a fruta fresca, y dejar en vez de rosas, un
aguijón que espanta o una semilla poblada de rarezas.
Tengo que acariciar el sol para descender a tus labios y ofrendarles
mi sabor a sal, mi menuda existencia para que me reconozcan como
a una ofrenda donde la duda sea gracia de Dios, o como a un pálido
despojo donde se recueste la ternura en sus más recónditos dominios.
Situarme tras tu corazón, con las piernas dobladas y los brazos atornillados
a tu espalda, quererte así, obtusamente abstraído, diametralmente opuesto
a tus descensos o a esa luz purísima que tocas y luego dejas caer para
quebrantarme en un sollozo virginalmente apacible, donde los afectos
amanezcan con la voz levantada en medio de proclamas, o sean una
sola idea fija que entorpezca nuestra alma.
Así entonces visualizar cómo articulas mis ojos desorbitados
dentro de tus lágrimas, entre tus piernas, o más allá de tu silencio
gozoso; ser el animal perfecto situado como un rasguño vital en tus
pezones, merodear en tus orgasmos la inevitable flama, el entrañable
gusto por arrancarte desde un gemido, una boca ansiosa o desesperada,
y así poseer de tus simplezas, poseso y más irreprimible que nunca,
ese sudor en tus caderas, esa gota que rebalsa en tono de aguardiente,
la complacencia inevitable, el dolor de no tenerte apenas ni siquiera
en medio de palabras.
De tus labios partieron golondrinas y una blanca paloma anochecida,
nos estaban trayendo el rito sagrado, la verdad absoluta de porqué
cambian los enigmas, de porqué el cielo ya no construye castillos
de hojas blancas o el cristal su resplandeciente brillo en las orillas.
Nos han dicho tantas cosas sobre el dulce anclaje de los corazones,
que sus latidos han sido deducidos de un verso o de un cuento
milagroso, que ansiamos un nuevo presagio, una nueva forma
de acicalarnos, un perfecto convite donde estrechemos las manos
de todos, y entre todos nos enrosquemos como una voluntad creyente.
Nos han besado como a impuros mortales, sedientos de corazón
y palabras estúpidas donde la llaga crece y reproduce su hastío.
Nos han quebrado el alma como a una idea sin forma, y estamos
aquí, parados en este brusco desvarío, porque creemos en los dioses
que apacientan la noche con resignación y un rezo predecible.
Creemos donde todo llega a puerto firme, y descreemos lo que no tiene
una acústica perfecta para la duda o el desaliento. Y es precisamente
lo que nos ciega, la ignorancia reducida a borbotones, el preludio
de no saberse amar como el océano a sus fragantes mareas,
lo que dinamita ese sueño que tú y yo acertamos a ver cuando crecía
el cariño en cada rostro, la caricia en cada nombre, y todo era porque
de la coraza del alma se vendían corazones rotos, que luego reparaban
aquellos profetas que proclamaban la condición humana; y pintaban
de colores el andamio por donde subía la sincera y noble pretensión
de la palabra, esa que sin doblajes ni púrpuras mentiras endiabladas,
transita su ropaje, cultiva sus andanzas, recuesta transitoriamente
la cabeza mientras pasa en caravana ese dolor que a todos desespera,
que a todos amilana.
De tus labios me queda la golondrina pálida y la cosecha de invierno,
y una que otra mentirilla para vivir a medias, para gozar del desconsuelo,
para saber todo de ti en medio de la risa, y de este abrazo que a tropezones
suelo dártelo por las mañanas, y que por las noches lloro de no tenerlo.
De repente me cubrí de flores, ausculté la raíz de una rosa
y ésta me dijo: "No llores más amigo mío, prepararé un ramo
de mis mejores capullos y le darás la bienvenida a tu amada",
yo contesté algo tímido y poco confiado: "Quiero que sepa
que sólo de ella es mi corazón cautivo, mi sangre, su aliento,
mi vida, su eterno retorno", y sonrió la rosa, diciéndome:
"No te preocupes querido, el amor que tú tienes es sincero,
llámalo cuando veas anochecer en ti las pupilas de cansancio,
y él te dará las alas y un silencio infinito para recobrar tu alimento"
Volví entonces a la tierra, para regar a la rosa con un puñado
de agua y sed de poeta enfebrecido, le hablé de nuestra andanza
en aquel sueño o realidad desaforada, me dijo: "Espérame, ya vuelvo
contigo", y me dejó unos segundos apenas, mientras del rosal
que abrigaba mi huerto, se extendieron miles de rosas, todas ellas
sin espinas, cubiertas de aromas silvestres, y una fragancia de ámbar,
sándalo y madera fina, que por un momento perdí el conocimiento.
¿"Eres tú la prometida que me habló el Señor al oído"?
le pregunté con ese delirio que desató en mí el aturdimiento.
"No mi amigo, soy tu rosa crepuscular, tu verdad absoluta,
esa que escondes en el rincón más adormecido de tus gritos,
soy la que te espera cada día con un poco de agua y una sonrisa
fresca, pero quiero decirte algo: Se que sufres demasiado, y no
encuentras ese dulce beso que te absuelva entre duda y duda,
el convite de la tarde, el misterio de saberte enloquecido con sólo
mirarte en el espejo, y saber que tus ganas aumentan el mañana,
la noche inmaculada de saberte amado, aunque no respire
el día su lógica de tiempo y sus más enmascarados daños,
pero sé que necesitas una luz inmensa descendiendo hacia tus ojos,
perfilar la luz en perfecta calma, regar el rosal en ese instante, ojalá
que puedas con las miles que tienes ahora, descansar un poco, verte
puro como un recién nacido, y embestir de nuevo con braveza esta
verdad que sólo los valiente tienen, y que es tomar el mundo como
un día más sin que crezca el dinero en tu bolsillo, ni la sombra en tus
espaldas, sino un fragor de viento escalonado, para saber que eres
hijo de la divina providencia, y que vuelves firme a esa paz dónde sólo
descansan los ángeles y las fragancias que te dejé en ese huerto tuyo
acurrucado. Anda y ve, riega todo, con cuidado, te enseñaré a vigilar
tus días aciagos, y a sonreír cuando aparezca la tormenta"
"Ese amor tuyo vendrá con nuevos colores, detendrá tu sangre
al rojo vivo, encenderá el capullo del rosal, y me dirás bajito
a los oídos: Tenías razón, la vida no se obtiene en un sólo giro,
cuesta mucho advertir el beso dulcificador, pero vendrá y verás
que tu rosal se llena con millones de rosas, éstas sí con las espinas
para que le den forma entre los dos, como Dios quiere que sean."
Te Bendigo ahora, y te lleno de mis honras. Eres un Poeta que si
descansa, es sólo para reposar sus ataviados grises y esas mañanas
con agua cristalina de los riachuelos, así me devuelves la vida
y yo te preparo el oráculo eterno.
Déjame recostar mis manos en tus sueños,
así nos haremos una sola idea, un solo pensamiento.
Seremos lo que queramos ser, un hálito poderoso
frente a todo nudo, frente a toda imperfección malsana.
Déjame ser tuyo antes del preludio, como quien espera
la dulce cavidad de los secretos, asistir a tu mundo perfecto
cual mariposa a sus flores deshojadas del otoño, permanecer
en ti como el señuelo incansable de tu destino, atribulado
y majestuoso, como toda imagen omnipotente, bajo la suprema
pupila de tu luz, conmovida y serena en sus unísonos.
Déjame mirarte de vez en cuando, saber que revoloteas
cuando todo parece cuadricularse o ser un estruendoso balbuceo.
Déjame cubrirte con la providencia de los siglos, hacerte un poema
de amor o ingresar para siempre en tus abismos. Pero déjame
recordar que lo tuyo es un color azul para mis besos, ser un sereno
amante adormecido y nada congruente con el mundo.
No sé de dónde vengo, debe ser la intuición perdida.
¡No sé porqué la sombra ha caído como escarcha sobre
esta piel cosmopolita!
Estoy muriéndome de a ratos, sin apego a mis deseos.
Estoy sabiendo que el corazón es un coloso del conocimiento
entero, que alumbra las penas, que resuena sus bríos,
que besa profundamente las almas aun en estado vegetativo.
No sé a dónde pertenezco, debe ser la frustración por el terruño.
¡No sé porqué después de tanto pensar en la agonía, me viene
una sonrisa de medio lado para abajo!
Estoy amando la mortaja y el postrero adiós de la diatriba,
con poco menos que un rezo o una pérfida sonrisa.
Estoy sabiendo que el corazón decae, que los años amanecen
tibios, que mi madre ofrenda su grandeza al trencillar cariño.
Estoy gritando desde una lejanía donde hasta el amor cuesta
un plato de comida o un mirar de abajo hacia arriba.
No sé porqué razón me duele tanto la apariencia,
o será que crece sin medida ese afán de ser yo
y no ser nadie, la inquietud de verme salvo o enterrado
para siempre, o vivir con una astilla tan metida en esta carne.
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