Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

jueves, 17 de noviembre de 2016



Busco un sueño, una ilusión. Vivo creyendo en un mundo de fantasía y criaturas mágicas. Se podría decir que busco una dimensión paralela en mi imaginación porque la realidad en la que vivo no parece estar hecha para mí.

Sueño con algo intangible, algo inmaterial, más allá de los sentidos y de la lógica aparente. Busco un anhelo por el que luchar, que me incite a rebelarme contra lo establecido. Me niego a escuchar las voces que me dicen que es imposible o que abandone.

Sólo porque los demás no crean, no pienso dejar de buscar. Sólo porque los demás piensen que estoy loca por pelear por mis sueños, no lo haré. Sólo porque sea diferente, me niego a ser una copia barata de los demás, proclamando mi derecho a la singularidad y la autenticidad.

Acallaré los murmullos de los que no ven más allá de sus propias narices, viviendo por y para ellos mismos, contempladores de sus ombligos y ricos en sus miserias. Contra lo estipulado por una sociedad capitaneada por ellos, yo me rebelo.

Busco en mi mundo onírico, lejos de la supuesta civilización que me rodea, dispuesta a resistir contra viento y marea, luchando por mi puñado de anhelos. Quiero, y necesito, creer que todavía es posible ir más allá de los cánones, aunque no es sencillo.

Tal vez sea utópica, pero yo soy de las que piensan que, en ocasiones, los sueños se pueden hacer realidad. No basta con desearlo con firmeza. No basta con creer firmemente... Claro que ayuda, pero no es suficiente.

Quiero creer que, realmente, no existen los límites, que sólo están en las ideas preconcebidas de la mente humana, y no en el corazón, que es quien debería liderar este tipo de batallas.

Por eso, seguiré buscando una luz, entre las tinieblas de la razón y de la sinrazón, una esperanza enterrada a simple vista, una señal luminosa, otro camino o un final alternativo a este cuento que nos quieren hacer creer que carece de sentido.



Tus manos me dan calor cuando tengo frío. Me cuidan cuando estoy enferma. Me protegen cuando estoy asustada. Me cobijan, aguardándome de la lluvia, de las gélidas temperaturas del invierno y del calor del verano.
Tus manos me acompañan en mis momentos de soledad. Secan mis lágrimas de tristeza. Refrescan con paños húmedos mi cabeza para que alivien mi jaqueca y hagan menguar mi, poco frecuente, fiebre. Plantan cara a mis miedos.

Tus manos me salvaguardan de enemigos. Me protegen de enemigos, físicos o no. Se entrelazan a los míos, demostrándome tu amor y tu lealtad en todo momento. Se apoyan en mi hombro, respaldándome siempre.

Tus manos destensan las contracturas que agarrotan mis músculos, afanándose en sosegarme. Me arrancan suspiros de placer, al acariciar lugares insospechados de mi cuerpo. Me hacen sonreír, al hacerme cosquillas.

Tus manos me hacen sentir querida y protegida al mismo tiempo, amada y deseada. Me proporcionan calor y seguridad. Me resguardan de toda inclemencia meteorológica. Me abrazan si me siento alicaída. Me consuelan si el desánimo se apodera de mí.

Tus manos forman parte de mí, porque entre ellas quiero depositar las mías y ofrecerte lo mismo que tú me das. Sólo tú y tus manos me hacéis sentir capaz de cualquier cosa, y es por ello por lo que quisiera proponerte algo.

Juntos tú y yo, con nuestras cuatro manos, siempre hacia delante. Aquí tienes mi derecha y mi izquierda. A tu lado, amor mío, quiero edificar un mundo nuevo lleno de ilusiones, un camino por el cual andar contigo, cogidos de la mano.

Quiero construir, con nuestros respectivos diez dedos cada uno, un lugar donde todo sea posible y pintar cada día de un color distinto y afrontar el futuro con esperanza, pero contigo.

No tengo un mayor deseo que seguir juntos por siempre jamás, a través del sendero de la vida, y mirar hacia delante, con alegría y con fe depositadas en el mañana... Pero para eso has de tomar mi mano y no mirar atrás.

Nadie dijo que fuera fácil, pero sé (y tengo muy claro) que si los dos creemos y luchamos por convertir en realidad este hermoso sueño, podemos conseguirlo. No permitamos que las altas copas de los árboles nos impidan ver el bosque en su esplendor.

Caminemos juntos de la mano y construyamos un mundo de ilusiones y sueños. Pintemos juntos de color los días grises, para que con el brillo de nuestras miradas de enamorados adquieran una nueva luz.

Hagamos un espacio para nosotros, donde nada ni nadie enturbie la magia en la que ambos creemos, donde se detenga el tiempo y podamos amarnos libremente, donde colmarnos de besos y caricias.

DESAHUCIADO
Estoy dibujando el rostro más sombrío de la noche, la escalinata
que va a dar mis pasos con el cadalso más dubitativo, el rostro
perfecto de la incongruencia, y esos ojos enormes que me devoran
como a un loco alucinado, impotente y frágil, desaliñado y vetusto.

Los ángeles me han dominado con su frívola meditación, los vientos
han esparcido estiércol sobre mis cantos, he lacerado mi propia alma
con el afán de ser otro, de no convertirme en nada, de habitar en otros
tiempos o en otras latitudes. Me estoy desarrollando sin forma alguna.

Han dicho de mí que poseo un estigma o una herida de niño, incrustada
en mi piel como una sentencia impenitente, insufrible. La cruz ha devuelto
mis andanzas para no mirarme de cerca, las ha perfilado para el vuelo
de los cuervos agonizantes, han torturado mi corazón como el látigo
que dio pie a las agonías de un Cristo, y me he quebrado, he razonado
por momentos, pernoctando en un pantano de víboras, deshaciendo
en mí la locura de los otros, los que silban su llanto amargo,
los que han deteriorado su vida con el manjar aparente de la tierra nuestra.

Ya casi no veo, ni me aparezco en los rincones más disímiles, ni bebo
cicuta, ni coloco un pie en una fosa de barro; quisiera hacerlo, enterrarlo
todo en mi cuerpo, como la saliva del que ya agoniza, como la amarillenta
despedida del adiós en su forma más miserable y definitiva, silenciarlo
todo, encasillarme como un gusanillo en una cueva estrechísima,
quitarme los zapatos y encender un cigarrillo, como esperar la luz
sin saber su fórmula ni su apariencia, asombrarme que sólo soy
una imagen desnuda en donde todos gritan sus desvaríos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

  Mi amor total, mi muerte en vida, mi horror en la vida... La pena y la desgracia, el olvido y la tristeza... Y yo aquí, esperando la et...