una mañana,
donde los cielos,
lloraban lágrimas,
de lluvia,
las cuales,
iban a parar a mi cara.
Intentaba seducirte,
con palabras impregnadas,
en un folio,
pero me di cuenta,
que el granjero,
antes de plantar,
una flor,
la tierra ara.
Triste es amarte,
y no tenerte,
para mostrarte,
mi capacidad,
de amar,
en esta vida,
tan rara.
Lo único que siento,
es que mientras,
escribo en tu ovación,
el reloj corre,
y el tiempo,
no para.
El futuro,
se vuelve gris,
en esos momentos
de sentimientos puros,
donde tu corazón,
no se aclara.
Deseo morir,
y renacer a tu lado,
para ponerte,
un trono,
en la luna,
y cumplir,
la profecía,
que el profeta declara.
No hay comentarios:
Publicar un comentario