Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

viernes, 28 de julio de 2017

 Mira las sombras
persigue la oscura faz terrenal
no conoce el limite
el limite de la paz,
el limite de los sueños,
el limite de la vida

La delgada linea me orienta a su fin
noche doliente
dolor inconciente
cual maldita percepcion
es bendita ilusion

El reflejo de la vida
cada vez mas alcanzable
cada vez mas alienable
cada vez mas corrompida

La muerte intangible
la vida tragica e indefinible
aquel ente indestructible
transformando cada segundo;
consumiendo momentos informes
tristes recuerdos
odiados y eternos

Un ultimo nacimiento
un florecimiento de capullo
marcando la claridad
toma cada instante
de una miserable existencia
y la envuelve en manto de esperanza
alterego de conciencia.
No hay violencia, solo fuerza,
tanto amor, como deseo...
Nuestros labios se acarician,
de mil formas en su juego.
Mis dientes que tanto saben,
de amor y desasosiegos,
mordisquean sin danar,
tus labios rojos y tiernos.
Las lenguas, sin decir nada,
como duendes del silencio,
en idioma universal,
exploran lugares nuevos,
que desean conocer...
y que ya van conociendo.
Los cuerpos ya se estremecen
cual brotes de tallos nuevos,
las gargantas, solo emiten
gemidos, ayes, lamentos...
y palabras inconexas
sin son y sin fundamento
lo unico que se entiende es:
" Ay, amor, cuanto te quiero..."
Nuestras manos temblorosas,
obreros de hielo y fuego,
van por caminos distintos,
pero siempre paralelos.
Las mananass mas vehementes,
incansables pasajeros,
recorren una y mil veces
las veredas de tu cuerpo,
tus pechos y tus caderas,
la curva de tu trasero.
Acarician con dulzura
tus muslos firmes y rectos
rozando con timidez
sin atreverse a ofenderlo
la textura y consistencia
y la suavidad del vello
que al igual que un matorral
rizado, limpio y moreno
cubre y adorna espectante,
la calidez de tu sexo
velado mas que tapado
por un tanga tan pequeno,
que mas que tapar invita
a visitar sin sosiego
la humedad y calidez,
de la gruta que hay adentro.
Ahora se centran alla
las caricias de mis dedos,
que como dos banderillas
en lomo de toro negro,
adornan el centro mismo
del aquel bosque de silencio
y alterandose, uno u uno,
o dos a dos, en paralelo,
con afan explorador,
van llamando a tu deseo.
Y no hay prisa en mi caricia,
Quiero hacer largo el momento.
Del escote de tu blusa,
brotan dos aves al viento
dos palomas que palpitan,
llevando su pico erecto.
Abandono brevemente
tus labios -mas no me alejo-
para lamer tus pezones,
envidiosos hace tiempo.
Los presiono con mis dientes,
los succiono y mordisqueo.
Mi lengua me pide ahora,
protagonismo completo,
salta de un pico a otro pico,
en incansable escarceo
Senti cambiar varias veces,
muy bajito, sin quererlo,
tus suspiros apagados
en gemidos y lamentos,
que me hicieron recordar,
aunque siempre lo recuerdo,
cuan superior es la hembra
al macho, si estan en celo.
Ya no quisimos seguir
esperando por mas tiempo.
La cama, testigo mudo
de nuestro primer encuentro,
estaba alla, a nuestro lado,
nos invitaba en silencio
a seguir jugando en ella,
hasta el final nuestros juegos.
Y alla siguia la batalla
de amor, caricias y besos.
Nuestras bocas no cesaban
de recorrer nuestros cuerpos.
Aqui un besito muy leve,
alla un mordisquito tierno,
Mas alla solo la lengua
se deslizaba en silencio.
Las manos tambien sabian
hacer un trabajo bueno.
De las mananas, solo una
se concentraba en tu sexo,
y mis dedos con el porte
de huespedes altaneros,
de intrepidos caminantes,
de ladrones al acecho,
exploraban incansables,
cada rincon, cada via
cada hueco, y cada estrecho.
Mi otra mano, mas viajera,
no dejaba cabo suelto.
Era lenta pero firme,
y buscaba con denuedo,
la perfeccion de tu rostro
el brillo de tus cabellos,
la belleza de tus hombros,
de tus muslos y trasero.
!todo tu cuerpo era suyo...
y tu cuerpo queri­a serlo
Mi boca, ponia a prueba
la firmeza de tus pechos.
En su lento caminar,
no recuerdo en que momento,
Paso muy cerca del sitio,
donde jugaban mis dedos.
No se si los ocupantes,
salieron por un momento,
o que al sentir a su lado
la calidez de mi aliento,
tus muslos se relajaron
mostrando aun mas su secreto,
y en mis pupilas sedientas
como si fueran espejos,
reflejaron el paisaje
de montes, valles y huertos.
!Pude entonces comprender
con un criterio mas cierto
por que a ese pequeno monte
le llaman Monte de Venus
No me quise resistir
y no fue en vano el intento,
y mi boca enardecida,
bebia sedienta su beso.
Ya nunca podre olvidar,
la hermosura del encuentro,
el sabor de tus entranas,
el olor a miel y almendro
tus gemidos de mujer,
tus lamentos !Ay, me muero!
Tu, hasta entonces reservada,
sin parte activa en el juego.
Yo era como el huracan
Y tu viento del desierto.
Pero de pronto cambiaste,
Y sin un aviso previo,
comenzaste a liberar
con la fuerza de un poseso
las telas que nos cubrian,
desnudando nuestros cuerpos.
Hebillas y cinturones,
botones, broches molestos,
encajes y cremalleras,
camisetas y panuelos...
!todo me estorba mi amor
solo tu, yo y el silencio!
Y nuestras ropas quedaron
en un desorden completo,
esparcidas por la cama,
por los muebles, por el suelo...
Tambien quisiste sacar,
tu espiritu aventurero,
tambien tu boca y tus manos
disfrutaron del momento.
Tambien jugaron alla
donde yo sentia fuego
Tambien besaron alla,
mordisquearon y lamieron.
Y no quisimos seguir.
Al grito!te quiero dentro!
pague tributo de hombria,
jadeando y embistiendo
y abriendote las mil fuentes,
que tu ya me habias abierto.
Se mezclaron nuestros jugos.
Se abrazaron nuestros cuerpos.
Se juntaron nuestros labios,
Y entre en la alcoba el silencio

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