Llévame hacia el sur de tus caderas donde la humedad envuelve los árboles que brotan de tu cuerpo Llévame a la tierra profunda que asoma entre tus piernas a ese pequeño norte de tus senos Llévame al desierto frío que amenaza tu boca al desterrado oasis de tu ombligo Llévame al oeste de aquellos pies que fueron míos de aquellas manos que encerraron el mar y las montañas Llévame a otros pueblos con el primer beso a la región interminable de lengua y flores a ese camino genital a ese río de ceniza que derramas Llévame a todas partes, amor y a todas partes conduce mis dedos como si tú fueras la patria y yo, tu único habitante. |
y me dejaste
una rabia extraña en el alma.
Siempre llevada de tu idea...
no esperaste a nadie,
agarraste lo profundo de tu mirada
tu lengua terrible
los recuerdos imborrables
y te fuiste...
Debo reconocer
que pocas veces me hablaron con una
convicción tan siniestra.
Me dijiste:
"Yo a vo´te quiero weon...
y es raro porque yo no quiero a nadie"
Y por primera vez
decidí sonreir en vez de hablar.
Creo que nos presentíamos
Yo me veía en ti con todos tus años
y sabía hacía donde iba...
Tu te viste en mí a mis años
y supiste de donde venías
se que nos confesamos
a las puertas del infierno...
y en medio de vino blanco
fuimos almas gemelas
entre tanto y tanto milagro
Me conjuraste
Me trajiste a la luz
Me leíste los ojos
con la avidéz de una
desquiciada suicida
y confirmaste mi fe
en la brutal poesía...
Nos dijimos cosas
... cosas que atesoro
y que guardo
con obsesiva manía
Sé que me esperas
para cenar y reirnos de la vida
Hicimos temblar la tierra
con tu risa y la mía
nuestras voces profundas se tocan
en otro espacio
de rebelde armonía
Vanidoso y huraño
Nuestro secreto
Vive aún en mi alma
Plantaré una Corona del Inca
al lado de tu jazmín del Cabo
y repetiré tus palabras
como mandamiento sagrado:
"Ten cuidado richard!
Las poetas siempre
nos quedamos
solos"
Te iré a ver amiga...
al pequeño tugurio
de los poetas solos
MORIEND Me veo difuso atrapado por los relámpagos de la noche El sueño de la poesía evoca las lenguas de las mariposas La sangre que cae por mi boca es dulce como el almíbar Tú Moriend dejaste caer la sangre violenta sobre mis blancas manos Viniste a traer la poesía negra a mi espacio sagrado El Ángel del Averno intentó alumbrar mis visiones malignas Con antiguos candelabros de olvido Y tú MORIEND Desvestiste mis más miserables deseos La sangre corría por mis pies como orgía satánica tu boca no apetecía pronunciar vocablo me dejé llevar por tus fantasmas hasta el borde de una copa para rozar el infierno |
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