Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

sábado, 5 de noviembre de 2016



Nada me apetece sino tu cuerpo en llamas, tu desbocada permanenciadentro de mis poros, saber que merodeas en torno a mis antojos,
que tus besos capitales se derraman con sabor a fruta de durazno,
y no veo un rostro pasajero que me espere, sino una circundante piel
deshaciéndome el corazón encabritado, un voraz camino conduciéndome
a volverme un grito o una carcajada para tu mirada sin retorno.

En ti, los pecados son iguales a la nostalgia de los mundos intangibles,
universos paralelos de azucenas y violetas despejando cielos grises,
el sol mostrándose en tus ojos como una melodía o una luz intermitente,
desde donde escojo nacarados frutos, alabanzas y perdones, un estruendo
milagroso donde el alma mía te descubre y te materializa como un ángel
misterioso omnipotente.

Quiero entonces tu deseo inacabable, tu certeza de saberte desgarrada
con mis labios aferrados a tu carne, entregarte mi pureza y mis años
locos donde alcanzo apenas a contar las gaviotas del verano, el forcejeo
de un otoño en granizadas, un olvido a medias, una provocación inmensa
que me causa mirarte y no mirarte.

Quiero ser leyenda de tus ojos, ofrenda en tus manos bendecida,
medir en mi piel el sabor que causas por volverte inaccesible,
sentir de cerca el beso tuyo, cual mundano es el camino del detalle,
y la búsqueda de amor que se hace irrepetible, saber el mundo tuyo
apareándote en segundos, volver después de siglos, creer que todo
fue certero, que el corazón tomó su vuelo, que tu piel tomó sus ansias,
que en esta distancia tan indefinible, me parece verte acurrucada
o en medio del suspiro que te rapta.


No sé si vives bajo los embelesados cánticos de mi ausencia,o si pernoctas en la profundidad de mis miedos más ancestrales.
Sólo se que te veo y disfruto la noche como sólo el abrazo puede
gozarse así mismo con su respiración entrecortada, o el beso
con su largo aliento, cuando ni se oyen los amantes, ni la curvatura
del bullicio toma nombre.

No sé si persistes y cavilas tu tiempo bajo las pasiones; que yo sepa
nadie atrapa un agujero o un corazón amordazado sin estar primero
quieto, o verse la cara en el espejo sonriendo, y ser de un perspicaz
ingenio que sustente el amor con la forma más cálida de aturdimiento,
que sea frágil la mirada y dura la voluntad o el desapego, para enceguecer
en pequeñas porciones de terreno, donde se torne la caricia en verso,
crecer de a pocos como la hierba frágil, esa que no declina aunque
el mar la arrastre, aunque vengan de todos lados incorregibles vientos
desdentados o una abrumadora marcha de corazones vacilantes.

No sé si ya has partido a un siglo que descosimos como dos errantes
y deleznables criaturas, torturados por la piel amancebada, por el goce
en su mitad de precio, casi como un boleto para la suerte o el regocijo
dándose de a tumbos con la frente, con nuestros rostros bifurcados
entre pausa y pausa por un gemido aligerado o el sudor inevitable; tal vez
una soga que llevamos entre mano y mano, para endulzarnos el cuerpo
con pequeñas dosis agrietadas de veneno y humo blanco, de no saber
cómo amar o cómo apagar el incendio irreversible de la carne.

No sé si ya es tuyo el pensamiento entre dos amantes o si ya caíste
en la cuenta de que somos ese pedacito entre las sombras, que cae
y no decae, que siembra y no recoge la cosecha, que hemos nacido
de la estrella más cercana al paraíso, y nos hemos enclavado por encima
del pecado, pero nadie más pregunta cómo hicimos el amor para dos
mundos, o si partió de viaje la locura, o ese trajín de vernos con la duda
más extraña y una exaltación absurda que ya nace de la nada.
EL OLVIDO PERFECTO
No soy de las que olvidan un rostro o la maravilla de verse arrastrada
por una mínima porción de sonrisas; soy de las que olvidan el cariño
cuando es manipulado, dudoso, lánguido o infrecuente. Cuando el afecto
se resfría y balbucea sus más frenéticos delirios, ahí sí que olvido todo.

Olvido también ser caricatura de mí misma, un títere que de a ratos
se vuelve un hombre con personalidad ajena, o un solitario mirándose
al espejo, al que dobla en edad por la sequedad de los contornos,
esa soy yo, y de esto nunca me olvido.
Soy la que olvida las rarezas, el que pierde la conciencia en cada
encuentro amoroso, el que se distrae de todos, y distrae a todos
con un nuevo y disparatado relajo. Soy apenas la marioneta de los tontos,
que presiente la llegada de la noche como el búho con sus ojos
fijos en un punto muerto. Aquí recuerdo todo.

De mis olvidos, he de preservar las canas que me produjeron curvaturas
incipientes en los ojos, un rasguño más por debajo de la frente, tal vez
una mirada menos cristalina, pero jamás turbia, aunque así lo quisiese
el alma que nunca se equivoca. Tal vez aquí me olvide del que dice ser
amigo y busque cómo dividirte sin misericordia alguna; quizás también
me olvide del célebre perdón que nunca muere, y que acontece presuroso
para dejarte una mentira que cobije la coraza.

No puedo recordar lo inaccesible, lo monstruoso que resulta ser feliz
en medio de un mundo de tiranos, la mordaz apariencia en un pináculo,
el submundo de tantos olvidados; no puedo ser feliz, ni sonriendo
de costado, en este mundo que nos toca a todos con su natural indiferencia.

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