aquella tarde otoñal
en mi rincón destinado al sentimiento
y rompiendo toda previsión
se hizo grande como el Universo.
Como el jardinero que poda su jardín
quisiera que podaras mis dolores del vivir,
romper mi hielo con el vapor de tu alma
y me devuelvas para siempre
LA ILUSIÓN Y LA CALMA.
Quisiera ser el camino y que tú fueras el andante
sin otro rumbo que adelante,
sin otro tiempo que el aquí ahora
conservando tu talante
que define a tu persona.
Hoy el destino baraja mis sentimientos.
puede que sí, puede que no
sean quejidos o lamentos,
bellas palabras de amor
o el fruto de mi delirio esperando oír tu voz.
Diciéndome: Te quiero, te quiero, te quiero.
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