de tu cuerpo,
déjame guiar el rumbo con el timón
de tus pechos dormidos,
déjame arropar tu desnudez
con mis besos.
Déjame acariciar tus muslos
comprimidos,
déjame que por el mar
te lleve hasta el cielo,
déjame hacer con nuestras lenguas
un nudo marino,
déjame hacerte el amor
hasta morir de deseo.
Déjame vivir en tu cuerpo de mujer,
que en el templo de tu amor
quiero morir de placer.
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