No es el frió, lo que eriza mi piel, es el deseo incontrolable, de tenerte junto a mi ser, el hambre que tengo de tu presencia, a la cual no puedo oponer, ninguna resistencia, Mis fibras íntimas, tiemblan con tus caricias, ¡qué más puedo pedir, con tan divinas delicias!... Mi cuerpo siente escalofríos, cuando te pienso y te veo, despierta mi sangre… con tu sexualidad y mis deseos. Son pocas las cosas que espeluznan mi cuerpo, tus manos, tu lengua, tus piernas, tu centro, tus deseos locos por estar a dentro, saberme tuya y vivir lo que siento. Por eso soy tu refugio de amor, el ser volátil de tu candor, el aire que respiras, para tu satisfacción, la brisa que acaricia tu cara… en tu delectación. Mi cuerpo será, tu domicilio andante, la tierra donde siembras, tus deseos anhelantes, la locura de la pasión, un tanto distante, tu dimensión desconocida… siempre desafiante. Y sin estar muerto, conocerás el cielo, recorriendo los sentires de tus afanes ciertos. Mi piel erizada por el disfrute estará, esperando que penetres