"Me tocó una vida incompleta.
Una que es imposible remediar, pues no hay marcha atrás.
Se extinguieron tantos momentos, tantas experiencias, tantos recuerdos. . .
En esta vida no pude tener una familia habitual.
Nunca pude hablar con alguien que se asemejase a mí.
Nunca pude encontrar palabras de apoyo en aquél que jamás me sostuvo en brazos.
Nunca me dieron palmadas en la espalda o en la cabeza por haber ayudado a reparar algo que quizá no hicimos bien, pero era una buena manera de pasar el tiempo.
Nunca tuve conversaciones sobre los cambios en mi cuerpo, en como afectaría mi ritmo de vida, sus beneficios y sus desventajas.
Nunca tuve alguien de quien sentirme orgulloso, una figura masculina a la cual respetar o al menos admirar.
Nunca me cargaron en hombros por un parque, por una plaza o ningún otro lugar.
Nunca me enseñaron a conducir o al menos a andar en bicicleta.
Nunca me enseñaron a como tratar a una chica o las maneras de acercarme a una.
Nunca supe realmente lo que significaba ser un hombre de bien, pues no conocí a ninguno.
Nunca sentí un abrazo que me estrujara, ni un beso que me raspara.
Nunca he entendido el gran amor que se les tiene a los abuelos.
Cuando veo o escucho las palabras tan llenas de amor hacia ellos, no lo entiendo, tan sólo sonrío, pues me siento bien por ellos, sin embargo, suspiro y no encuentro ni el más remoto recuerdo de aquellas rostros cubiertos de marcas de vida.
Nunca tuve una primera vez para todo eso, ni jamás las tendré. Pues el tiempo ha pasado, al menos el mío, ya pasó.
Tuve una vida incompleta.
Una gran carencia a cambio de una vida cómoda, muy cómoda.
Lleno por fuera, vacío por dentro.
Crecí siendo un hombre a mi manera y como he podido. Lo más cercano a un hombre de bien, al menos, lo que yo considero que haría un hombre de bien.
Perdí la mitad de mi vida.
Sin embargo, aún puedo llenar los huecos.
Podré hacer plena la vida de aquellos que con una sonrisa, me llamarán padre.
Por primera vez, sentiré pleno aquél nombre. Aquél que nunca sentí."

"Mi vacío solo se llena en ocasiones, en las cuales no necesariamente soy feliz, sin embargo hace que la soledad y tristeza en mi se disipe por momentos.Llenarme de Felicidad es como tratar de llenar con agua una cubeta con muchos agujeros dispersos.
Lo cual es una completa perdida de tiempo...debido a esto me limito a pedir poca importancia en mi, ya que pocas son las personas dispuestas a llenar aquel balde lleno de agujeros...me hacen sentir tan impotente el saber que lo que hacen por mi es no es más que una felicidad absurda, carente de progreso.
Valoro con todo mí ser su esfuerzo, sin embargo es inevitable el desenlace.
Se cansan y se alejan dejando la cubeta vacía y con un nuevo agujero.
Algunas personas ya han logrado reparar algunos...pero al parecer no pudieron o no quisieron seguir tal cual la cubeta se desborda y deja los agujeros aun más grandes...
Eso dificulta que pueda brindarle cariño a alguien más, ya que anticipo el daño de que su partida traerá a mi ser...si no formo nuevos lazos no podrán herirme y la cubeta no tendrá que resultar más dañada...
Espero algún día encontrar más ángeles que me ayuden a reparar el daño y así me sea posible el querer o sentir algo por mi prójimo nuevamente...
Mientras llega el día solo me resta esperar en silencio y resistir con la morfina que mis seres queridos me proporcionan con su cariño hacia mi..."

"Pálida"
"Aquella que brilla e ilumina mi ser en tan basta oscuridad, acompañada de destellos que vienen y van. Incluso en la puesta del Rey su presencia es notable, aunque carente de la intensidad nocturna.
Cayendo la tinta sólo queda una marca blanca, a veces con forma circular y otras más, la primera es la que me inspira, me baña con su luz, en medio de tanta obscuridad...
La veo cuando llega el momento, la contemplo y pienso que la tengo a mi lado.
Pienso en cómo algo con tanta belleza se atreve a salir en la obscuridad más profunda de todas, en medio de aquello que se desconoce, siempre está ahí esa pálida guía que me hace continuar".

"¿Qué es la vida?, Si no una muerte lenta.
Vida, muerte. Las dualidades más grandes que existen.
Así cómo la vida puede ser el regalo más preciado, puede ser el trayecto más agobiante y doloroso de todos; sólo siendo calmado por el frío abrazo de la muerte.
La muerte cubre con su manto a quien ya no tiene lugar aquí, cegando con su guadaña sueños, esperanzas y anhelos inconclusos.
También terminando agonías, saldando cuentas y apaciguando la ira de cientos.
El regalo más preciado, la escupida más ingrata.
Gateando va desnudo y sin rumbo, sobre un camino empedrado, ya sea cuesta arriba o cuesta abajo.
Mientras otros van a lomos de quien gatea.
Lo más, lo menos, lo que es y será; perfecto comienzo, perfecto final.
Uno es quien decide el camino que tomará, para así al final recibir a la muerte vestida de gloria o a un esperpento cubierto con un manto negro.
Saldar las cuentas con frío de la muerte, tan fácil cómo suena.
Toda una vida tirada al vacío, sus vivencias y pasiones, sus recuerdos y emociones, todas ellas quedan en el olvido, siendo el trágico final que a muchos aguarda.
Una vez llegué a morir, aun con los ojos abiertos, mis audición no se perdió.
Tan sólo el movimiento no me era posible, sentía que flotaba sobre una laguna, completamente en una perfecta paz. Sonriendo por dentro a pesar del llanto que azotaba mi ser.
En vida nunca algo tan maravilloso he llegado a sentir, una paz que perfora el alma y quebranta el espíritu.
La vida es bella y la muerte es sublime.
Ambas aman tanto la una a la otra, que su existencia sería vacía si no estuviesen unidas.
Amantes celosas que dan lo que reciben, ya sea en ésta o en la otra, el fruto sembrado será el más dulce o el más amargo.
La muerte es tan bella que tomo mi tiempo en vida hasta el momento de estar con ella."