Llevo muchos años viviendo sobre la faz de la tierra 
y miles mas viviendo en las tinieblas eternas...
Soy un alma solitaria y creo que seguiré así hasta el fin de mis tiempos...
Me gusta alimentarme al despertar...
Y nunca me alimento de la sangre de los animales...
No hay nada que me sacie mas que la sangre de los humanos...
La noche es parte de mi esencia...Su oscuridad es mi cómplice... 
Y la luna es mi amada eterna... 
Uno de mis placeres son los libros y la observación nocturna...
Se que tal vez no lo creas...Pero soy la madre y reina de los vampiros...
Si es que aún quedan de ellos sobre la faz de la tierra...
Puedes seguir tu camino o detenerte ante mi...Y caminar a mi lado...
Seras aceptado solo si crees en la magia...
Si es así...Sigue mis pasos...En este mundo que ante ti se abre..

martes, 8 de noviembre de 2016



De no tener nada en este mundo,comencé a morir con tus abrazos,
a desfigurar mi rostro con tus sonrisas,
a no escatimar el dulce vuelo de la palabra,
zurcida como el aleteo de una mágica mueca.

Apresuré la caída y no obtuve sino tu último gemido,
desembarqué entonces tras tu boca sedienta,
encadené mis labios a tus labios, y los dos comenzamos
a entregarnos a un mudo silencio imaginario.


Asistiré a tus revoloteo diario en esa cama crujiente
y llena de alevosía, donde capturaste mis insomnios y
el amargo sabor de mis ojos arrullándote frente a todos
los mares en silencio, cuando veía el amor deshacerse
en una ingratitud pasajera o en una posesión mal habida.

¡Cómo desaparecer de esta tierra entonces para ofrendar la vida
que ya no queremos!, que se cierra como un broche
de arenas movedizas, entornillándose entre cemento y fango
y columnas de falsos alaridos.

Moveré mis angustias a otros tiempos, a otras dimensiones,
donde no pueda amedrentar tu cuerpo, mucho menos
la memoria que me cediste para mis impulsos o quejidos.

Cederé las bondades que quedaron esparcidas entre mis huesos
y mi manos aún recubiertas de polvo negro, en esa torrencial lluvia
donde se bombardeó el cariño desde todos los flancos, el abrazo
fue crucificado y muerta la credencial para presentarnos como humanos.

Aún así asistiré a tu cama, amortiguado como un poseso,
desenfrenado como un lacerante adiós que ve su última ofrenda
dar rienda suelta a sus placeres insensatos. Me acercaré
a tu vientre, tomaré tus muslos bajo las amplias fronteras
de mis instintos, correré ese riesgo, te tomaré los cabellos, seré
abrupto, callaré que no te quise, que sólo fuiste una cercana despedida,
me ocultaré entre las ramas, y contaré a la tierra, hecho ya de polvo
y barro, que contigo descubrí el éxtasis demoledor, la figura materna,
el día inconcluso, los mendigos asfaltados corriendo por tu piel,
como cuando la tarde queda inconclusa o profanada por la violencia
o la estrechez de los caminos, más cercana a la muerte, díscola,
pero grata a la hora de hora darte y simplificar en tus labios la añoranza.



No es locura descolgar en mis pezones el llanto amargo que me quedó de jovenzuela, anclar en esos voluminosos pechos
la descarga fulminante, sembrar un auténtico desorden
en el laberinto de tus díscolos encantos, saberte mío
como lo es del cielo sus ángeles y sus emblemáticas tormentas,
pautarse apenas como detenerte en medio de la calle para palparte
la mirada, dejar de estar ausente para envolverme contigo
en un recogimiento, aislar de mis besos la furia o el desengaño,
saber que eres música de orquesta, una luna forastera, corazón
amándome desde que la vida amplió su vasto sueño en el pantano
más lloroso de la tarde.
¿CÓMO ES QUE LA BELLEZA DESISTE CUANDO TROPIEZA CON EL ALMA?

Llegamos al descalabro, este último horizonte,
como si llegar a puerto firme con las velas desplegadas,
amándonos con la crueldad sujeta entre las manos;
el corazón ha preguntado:
¿Quién anda por ahí con su holocausto?
Y hemos aparecido nosotros, oscurecidos por la batalla,
apareándonos como lagartijas sobre pasto siniestrado,
desfigurándonos con la tiranía de lo absurdo,
asimilando el orden como suciedad,
aferrándonos a una manera tosca de tocar la vida.
¿De quién hemos de sujetar los botones y el amplio cierre?
¿De nuestros abuelos y antepasados?
¿De la gente que pasa y no te da la mano?
¿Del que ofrece perdón y se retira maldiciendo la hora en que nos vio?
¿De quién asirnos en este cruel proceso de inadaptación?
Sobran las respuestas para bifurcar el retorno de un corazón amancebado,
sobra la desdicha, apaleada por la ignorancia,
¡¡¡y nosotros amándonos cual mar desenfrenado!!!...

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