- Ella corrió hacia la playa. Se acercó a la orilla y se quedó contemplando las olas romper cerca de sus pies descalzos mientras la brisa del mar de un día cualquiera de verano acariciaba su cara, haciéndola sentir un escalofrío. Esperando sin esperanza, que él llegase.
El llegó, sin que ella se diese cuenta. La acarició la espalda y después apoyo su cabeza en la de ella abrazándola desde atrás. Los dos se quedaron contemplando el maravilloso paisaje que tenían delante. Sabiendo que nunca mas volverían a verlo, sabiendo que nunca mas volverían a verse...
Se quedaron en silencio durante un largo rato, el sonido de las olas lo decía todo, ellos, tampoco tenían mucho más que decirse.
Del ojo derecho de la chica brotaba una lágrima, ella dijo que era por el viento, el asintió y continuo mirando el mar. Los dos sabían que esa lágrima, era producto de la tristeza, de saber que nunca mas sabría nada de él, que nunca volvería a tocar su morena y caliente piel hasta en los días mas gélidos de invierno, que no volvería a ver aquellos ojos negros mirando al horizonte de la vida, donde los sueños que no se hicieron realidad por el camino, caerán al vació desvaneciéndose como cada una de las gotas de agua que caen por una cascada. Que cada uno de ellos continuaría con su vida sin saber si algún día sus caminos volverían a cruzarse.
Él la abrazo más fuerte, la giró hacia él y la dio un beso en los labios. Después se alejó, dejándola en la misma posición que estaba cuando llegó sola a la playa.
Nunca más volvieron a verse, pero ninguno de los dos consiguió olvidarse de aquel momento. Por lo menos, ella no
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