vientre de tierra fértil
y azul marítimo.
Hoy sucumbí ante la vida
y llené mis pulmones de hojas secas,
arañé hasta el último segundo
y grité en rincones de piedra.
Hoy nací incompleta,
saco roto de mendigo
y verde yerba.
Hoy recé siendo atea
y amenacé, afilada y serena, con ser tormenta,
regalé hasta el último suspiro
y lloré sin lágrimas regando la arena.
Hoy nací y al nacer ya moría.
Hoy nací, que ya es bastante.
Mañana será otro día
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